Abundan
por la comarca de los Serranos las minas de caolín abandonadas. En ocasiones el
terreno está restaurado a medias, en otras nada. La erosión y la vegetación
inician entonces una especie de singular competición, a ver quién puede más.
El
resultado es paisajes sorprendentes, raros, algunos de una belleza áspera,
extraña que resultan insólitos, como de otros mundos. Los colores impactan, el agua, presente en forma
de pequeñas lagunas, refleja el cielo y la hora del día, contrastando con la
tierra rota que las envuelve.
Aquí
tenéis unas cuantas fotos de estos parajes de los que hablo.
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