La
última semana del año no va a cambiar mucho las cosas. Seguiremos con
temperaturas más altas de lo normal aunque con un ligero descenso. Las máximas,
alrededor de 20 o algo menos, y las mínimas por bajo de los 10, pero solo un
poco. Vientos del oeste flojos y cielos más o menos despejados según días.
Y ya
está. Sigue la comodidad para la gente y el desastre para el monte y el campo
que no sabe a qué atenerse. Mis rosales, por ejemplo, han brotado con una
fuerza como si estuviéramos en marzo o abril, y los montes están de setas cual
si estuviéramos en octubre.
Y
ahora viene la odiosa frase. Es lo que hay.
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