A menudo pensamos hacer muchas cosas que luego no hacemos. Y estamos convencidos de que deberíamos hacerlo. Más aún, queremos hacerlo. Y sería bueno que lo hiciéramos. Haríamos bien haciéndolo.
¡Ya lo haré mañana!
Para
nombrar esta conducta se ha puesto de moda el verbo procrastinar o los sustantivos procrastinación y procrastinador. Palabras estas que define la RAE como diferir,
aplazar, y que vienen del latín procrastināre.
Como
no es de fácil pronunciación, se está extendiendo la forma errónea procastinar,
que nos resulta más pronunciable, lo cual me parece una majadería teniendo a
mano las menos ostentosas palabras diferir o aplazar. Si la utilizamos, la
utilizamos bien, y si nos cuesta, pues echamos manos de sus sinónimos. O de la
conocida expresión no dejes para mañana lo que puedas hacer hoy.
Y a
propósito de esta costumbre de decir que haré, de querer hacer, pero no hacer, en un diálogo de la
película El guerrero pacífico, dirigida por Víctor Salva y estrenada en 2006.
Dice
así, y ahí lo dejo.
-Sé
más de lo que piensa.
-Y
piensas más de lo que sabes. Conocimiento no equivale a sabiduría.
-¿Y
dónde está la diferencia?
-¿Sabes
cómo limpiar un parabrisas?
-Sí.
-La
sabiduría consiste en hacerlo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario