Nadar sabe mi llama el agua fría... |
El jueves, 14 de febrero es San Valentín, el día de
los enamorados. Para preparar el día, he seleccionado tres poemas bien
distintos. Así vamos entrando en ambiente. Hoy lunes, el primero. Todo un clásico.
Cerrar podrá mis ojos la
postrera
Sombra que me llevare el
blanco día,
Y podrá desatar esta alma
mía
Hora a su afán ansioso
lisonjera;
Mas no, de esotra parte, en
la ribera,
Dejará la memoria, en donde
ardía:
Nadar sabe mi llama el agua
fría,
Y perder el respeto a ley
severa.
Alma a quien todo un dios
prisión ha sido,
Venas que humor a tanto
fuego han dado,
Medulas que han
gloriosamente ardido:
Su cuerpo dejará, no su
cuidado;
Serán ceniza, mas tendrá
sentido;
Polvo serán, mas polvo
enamorado.
Este poema, algo difícil de entender si no se está
acostumbrado al lenguaje del siglo XVII, y en particular al de Quevedo, está
considerado uno de los más bellos poemas de amor de la lengua castellana.
Primero hay que conocer el mito griego de la laguna
Estigia, que dice que al morir y separarse el alma del cuerpo, ésta ha de
cruzar la tenebrosa laguna a bordo de la barca de Caronte, dejando antes todos
sus recuerdos. Es la ley. Pero el amor del poeta es tan intenso, que desafía
esta ley: "mas no, de esotra parte, en la ribera, dejará la memoria, en
donde ardía: nadar sabe mi llama el agua fría, y perder el respeto a ley
severa”. La llama del amor cruza pues la laguna, ya que el alma que ha albergado
ese amor no puede resignarse a olvidarlo, “nadar sabe mi llama el agua fría”.
Después, los dos tercetos hay que unirlos
adecuadamente para entender el último verso. El alma se separará del cuerpo,
mas no lo olvidará, lo seguirá cuidando. "Alma a quien todo un dios
prisión ha sido, su cuerpo dejará, no su cuidado". Las venas que han
llevado la sangre, que han dado la vida a ese cuerpo amante, serán ceniza, pero
habrán tenido sentido. "Venas que humor a tanto fuego han dado, serán
ceniza, mas tendrá sentido". Y al final, ese amor intenso, que ha llegado hasta la
misma médula de los huesos, hasta lo más hondo, hará en virtud de su fuerza
infinita, que cuando se conviertan en polvo, ese polvo siga enamorado. "medulas
que han gloriosamente ardido, polvo serán, mas polvo enamorado".
Ciertamente es un poema genial. Eso sí; hay que
leerlo varias veces entenderlo cabalmente. Nos está hablando del amor con
mayúsculas, nos está recordando que el verdadero amor es más fuerte que la
muerte, porque después de todo, es el fruto precioso de la vida a la que da
pleno sentido, y a la que finalmente trasciende. “Polvo serán, mas polvo
enamorado".
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