Esta es una
receta para los más atrevidos, para los que les gusta hacer experimentos
culinarios y no temen a los sabores nuevos y diferentes. Es la receta del
garum, la salsa romana por excelencia. Ellos la usaban para todo. Está buena.
Hay que decir
que los romanos no la hacían exactamente como digo aquí, pero el resultado es
parecido. Hacerla como ellos la hacían, sería… simplemente peligroso.
Ingredientes:
Una lata de anchoas con su
aceite.
Dos cucharadas de vinagre.
Unas veinte aceitunas negras
deshuesadas.
Un poco de orégano.
Un poco de comino.
Un poco de pimienta.
Dos cucharadas de salsa de soja.
Una cucharada de miel.
Júntese
todo en una batidora, y bátase. Y ya está. Luego déjese reposar unas horas. Fácil,
¿eh? Si queda demasiado espesa, añádase el caldo de las aceitunas hasta obtener
la densidad deseada. A mi me gusta espesita.
Salsa
de sabor fuerte, distinto. Muy buena para acompañar carne o pescado, mezclarla
con pasta o comerla en rebanadas de pan. Ahora bien, si no gusta, no gusta.
¡Atrévete con ella! Roma te contempla.
NOTA: Esta receta está sacada del
libro que me regaló Isabel, Recetas con
historia de Ángeles Díaz Simón, muy recomendable a quien le guste la cocina
y la historia, como es mi caso.
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