Aunque no es propiamente un test,
sí nos puede orientar sobre nuestra relación con el “aparatito” en cuestión.
Esto es pues, sólo para reflexionar, nada más, pero cuidado si nuestra
respuesta es demasiadas veces sí… podemos estar entrando en el terreno de la
adicción.
1. La factura es el primer aviso.
Aunque la cifra dependerá de cada familia y del uso que se haga del teléfono,
superar el gasto mensual de 30 euros es preocupante. ¿Supera la factura mensual de mi móvil o el de mi hijo
los 30 euros?
2. Si el teléfono es un medio
para comunicarte con tus amigos, ¿para qué lo sigues usando cuando los tiene al
lado? Cada vez es más frecuente ver a grupos de chavales y no tan chavales,
cada uno con su móvil en la mano y sin hablar entre sí. ¿Utilizas el móvil
cuando estás con los amigos, sea para lo que sea, aunque sea para enseñarles
“cosas graciosas”?
3. Otro síntoma es que nunca te
separas del teléfono. Lo llevas al baño, durante la comida, ante el televisor,
en las reuniones familiares... ¿Llevas el móvil a todas partes, como si fuera
una prolongación de ti mismo?
4. La comunicación presencial se
reduce y aumenta la comunicación a través del móvil. ¿Hablas por los codos
cuando se trata de una conversación telefónica y, sin embargo, te vuelves parco
en palabras cuando estás cara a cara?
5. Se pasa de una sensación de malestar a otra
de bienestar en función de tener o no tener el teléfono móvil cerca. Te pones
nervioso si lo has extraviado y no aparece, o si se te ha olvidado o se ha
averiado. Nerviosismo que cesa al encontrarlo. ¿Te sientes incómodo o incluso
nervioso, cuando por el motivo que sea, no tienes tu móvil contigo?
6. Modificación de hábitos del sueño. El
tiempo dedicado al móvil se extiende también a las noches. ¿Te has sorprendido
a ti mismo toqueteado el móvil, con cualquier excusa, por la noche, cuando
deberías estar durmiendo?
7. Otro efecto del abuso del
móvil es el progresivo estado de lejanía
de quien cae en esta adicción, la disminución de la cantidad y calidad de la
comunicación con hermanos, padres y amigos. ¿Necesitas quedar, salir, charrar,
menos que antes de tener móvil?
8. No hay un número de horas a
partir del cual se puede afirmar que se está ante un uso patológico del
teléfono, pero los expertos dan una pista. ¿Estás dejando de hacer cosas que
antes hacías, como ver la televisión, jugar, estudiar? ¿Incluso abandonas más
frecuentemente obligaciones habituales, o tiendes a posponerlas por “culpa del
móvil”?
9. Hay que contrastar lo que se
observa en casa con el entorno laboral o escolar. Ver si allí haces lo mismo, o
si te sorprendes a menudo echando mano al aparatito en cuanto tienes un
momento. ¿Tienes el impulso de utilizar el móvil en cualquier momento de la
jornada laboral o escolar?
10. Se observa un distanciamiento
respecto a la gente que no tiene móvil “del mismo nivel” o no participa en las
redes que se establecen entre los que sí están “enlazados”. ¿Reconoces que a la
gente que no está conectada como tú, tiendes a olvidarla a la hora de decirles
cosas, citas, proyectos, “quedadas”, por muy amigos que sean?
Os
habréis dado cuenta de que esto no está planteado solo para niños o jóvenes. El
motivo es claro. Los niños, los jóvenes están en riesgo, grave riesgo, pero
muchos adultos también. Y ¡claro!,¿qué pueden hacer papá o mamá por el hijo
“movildependiente” si ellos también lo son?
Y
¡ojo!, las conductas adictivas al móvil, y en general a las nuevas tecnologías,
funcionan a nivel psicológico de modo semejante a como lo hacen las adicciones
a sustancias. Estamos hablando de conductas adictivas que pueden derivar en
problemas psicológicos graves.
NOTA:
Este
texto es adaptación de un documento de Proyecto Hombre.
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