Hoy hace un mes, ¿de qué? Ya casi se ha olvidado. Y
se olvidará pronto del todo. Pasan tantas cosas…
No sé qué será del asesino, pero temo que acaben por
hacer de él la única víctima, la gran víctima. Lo que sí sé, es que Abel ya no esta
entre nosotros, y tenía que estar. Tenía que estar.
Esta noche me da rabia y vergüenza la certeza de que
después de todo no ha pasado nada, y todo seguirá igual. Un sistema educativo
lanzado en una carrera loca hacia ninguna parte, tiene sus daños colaterales…
¿A quien le importa, excepto a unos pocos, que ese
pobre hombre no este ya entre nosotros?
Reitero: merece reconocimiento y homenaje, pero solo tendrá
el olvido, ya lo está teniendo.
¡Cuánto me gustaría equivocarme!
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