Viendo las fotos que hice el pasado miércoles del
atardecer, Isabel me hizo caer en la cuenta de un bonito detalle que descubrió
al ampliar las fotos.
En la cruz que remata el campanario norte se habían
posados unos pájaros cuya silueta se recortaba contra el cielo rojo del
crepúsculo.
Pensé, ahí estaban ellos, en lo alto, ajenos a
nuestros afanes, nuestras prisas, nuestros trabajos. Estarían contemplando
desde la altura un hermoso espectáculo, sin conciencia de ello.
Luego se fueron. Caía la noche.
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Cuento seis pajaros. |
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Un ratito después se habían ido. |
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