El fin de semana pasado pudimos disfrutar de las
postrimerías del otoño en el Pirineo. La parte alta de los valles ya tenía los
prados dorados, y los árboles que hasta allí llegan, estaban ya desnudos. La
montaña, un año más, se disponía a recibir a la nieve.
Pero la parte baja era aún una locura de colores, formas
y texturas que nos envolvió, que nos atrapó, haciéndonos bien difícil el
regreso a casa.
Aquí tenéis algunas fotos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario