Estaba
así, en el duro y caliente asfalto, bajo un sol de justicia. Serían las cuatro
de la tarde cuando andaba yo hacia el collado Nieva, en la Serranía. Y me llamó
la atención, ¡cómo no!
Me
arrodille para verla mejor y fotografiarla de cerca, y pensé que acaso me
estaba postrando ante un sencillo símbolo; un símbolo de la vida que surge donde no parece
que pueda surgir. Y me pareció muy digno de contemplación.
No hay comentarios:
Publicar un comentario