La pista que de Alcublas baja a Marines era de una gran belleza. |
A derecha e izquierda campos y verdes pinares se perdían a lo lejos. |
Honorable Sra. Isabel Bonig Trigueros,
Consellera de infraestructuras, territorio y medio
ambiente.
Me dirijo a usted con todos los
respetos, ahora que las lluvias del otoño me han quitado el miedo de encima y
me han serenado un poco.
En esta primera carta sólo quiero
hacerle una pregunta. ¿Por qué no ha dimitido? Después de lo que ha pasado este
verano, ¿por qué no ha dimitido?
Con la catástrofe ecológica que ha provocado el fuego,
en Japón usted se habría hecho el harakiri; en Alemania habría dimitido, claro;
aquí, ahí sigue, en su despacho. Pienso que, aún en el caso de que lo hubieran
hecho muy bien usted y la consellería de la que es responsable, por pura
coherencia política y “vergüenza torera” tendría que haber dimitido.
Pero es que además no se han hecho las
cosas bien. No se gestiona bien el monte. No se previene de modo sistemático.
No se actúa con rapidez cuando se inicia el incendio. No hay coordinación en
las tareas de extinción. No se trabaja después adecuadamente sobre lo que queda
tras el desastre. Cada vez tenemos menos bosques, menos verde, menos vida… La
sierra de Chiva se llamaba la sierra de los Bosques. Mírela ahora. El pico Tejo
lleva el nombre del bosque de tejos que lo envolvía. Mírelo ahora.
No veo un futuro claro, porque imbéciles
que corten con una radial junto al bosque, o que se hagan su estúpida barbacoíta,
(yo apagué en septiembre un contenedor que empezaba a arder en la sierra de
Chiva por los restos de una barbacoa) seguirán habiendo entre nosotros. Y
enfermos, o mala gente de esa que apesta la tierra (no sé dónde está la
frontera en estos casos) también.
Y no me hable de repoblaciones, días del árbol
y concienciaciones escolares, que por otro lado, también hay que hacer. El tema
es más serio, mucho más serio y más complejo que todo eso. La política educativa
y sanitaria, el enfoque judicial de los delitos medioambientales, la propia
política forestal, agrícola y ganadera, que sí depende más de usted, no están
siendo útiles para enfrentarse al desierto que avanza. Y el desierto avanza.
Usted que puede, haga algo; por favor, hagan algo.
Por hoy basta. Sólo quería preguntarle
por qué no dimitió. Me hubiera indicado que mis autoridades se toman esto en
serio. No dimite ni usted ni nadie, ni veo que hagan nada eficaz para afrontar
el problema. Sí, ya sé y ya veo que están intentando recuperar parte de lo
perdido. Eso está bien, pero no es ni mucho menos suficiente. No podemos
quedarnos ahí. El poder de destrucción es, desde hace ya mucho tiempo, más
grande que los intentos de reconstrucción.
Para acabar le invito a ver algunas
fotos de las tierras quemadas, muchas de
las cuales nunca, nunca volverán a ser lo que fueron. Si les doliera solo una
décima parte de lo que todo esto me duele a mí…
NOTA:
Doy por supuesto que esta primera carta
abierta a la Consellera
de infraestructuras, territorio y medio ambiente no será nunca leída por tan
alta dignataria. Pero al menos en ésta me desahogo y en las próximas propondré
soluciones. ¿Qué más puedo hacer por la pobre tierra que tanto amo? Sólo tengo
la palabra.
Para ver las fotos pinchad en el enlace Tras el incendio.
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