Macizo del Posets desde el refugio de Viados, al atardecer. Agosto de 2007. |
Va pasando el
tiempo, ¿verdad? Parece ayer cuando me dijiste que te ibas en octubre a
Irlanda, y mira, ya estamos a mediados de noviembre. “Tempus fugit” como diría
Virgilio.
Y es verdad.
El tiempo corre muy deprisa. Estos últimos tiempos están sucediendo cosas que
me hacen pensar y que me recuerdan esto con mucha contundencia. Acontecimientos
gozosos, como el amor, descubierto tarde, que se supera cada día a sí mismo; el
discurrir de vuestras vidas al calor incondicional de vuestros padres; el calor
distinto del compañero del alma que encontrasteis en el camino y con quien os
lanzáis hacia el futuro; la alegría de la mamá, vuestra “abuelita”, a sus años; el trabajo, el esfuerzo, el paso del tiempo vivido con sentido y dignidad; el
recuerdo de los que ya partieron que no se desdibuja con el paso del tiempo.
También acontecimientos tristes, como la muerte de Pep, un hombre bueno, como
dice José Luis, que me ha tocado hondo; muchos
bosques de nuestra pobre tierra, perdidos ya para siempre; la desilusión
profunda de los que en los años setenta creímos que entre todos íbamos a
cambiar la historia…
Este jueves
cumplo cincuenta y siete ¡Ya ves! No me imagino tan cerca ya de los sesenta.
Miro atrás y os recuerdo de muy “pitufas” andando por las montañas, contandoos
cuentos para que no os aburrierais por el sendero que llevaba al lago o a la
cima. El Lákora, la primera, el Anie de muy pequeñitas, el Salenques, tú y yo solos, los Culfreda, ya con Héctor… Pasa el
tiempo.
Y cuanto más
mayor me hago, más siento ese discurrir de las horas y los días… y más me
gustan los atardeceres. Me encuentro en ellos. Esta entrada la abre un
atardecer desde Viadós ante la grandiosa majestad del Posets. Y creo que es porque me voy identificando con
ellos; el paso del tiempo nos lleva hacia ese punto en el horizonte donde se
pone, al fin, el sol.
No, no te
hagas ilusiones. No te voy a decir que el tuyo acaba de salir. Ya salió hace
tiempo. El tuyo está ahora elevándose sobre el horizonte. Iluminando con ganas,
calentando. Es el momento de pisar fuerte, pelear, “echarle morro”, para que
cuando ese mismo sol empiece a bajar hacia el horizonte, el cielo se tiña de
colores, y la luz decline, mires atrás y digas, ¡pues ha valido la pena! Y lo
digas con alegría, con paz, con un puntito de nostalgia, ¿por qué no? Y siga entonces teniendo sentido el presente.
Bueno chica,
que lo paséis muy bien cuando te encuentres mañana o pasado con Laura y Josep.
Disfrutad. El sol está ahí arriba, y si vienen tormentas, pasarán. Las tormentas van
y vienen. Y limpian la atmósfera. Que no os asusten.
Sed
felices.
Isabel
y Jesús
NOTA:
Las fotos que tienes a
continuación son para recordar dos viajes. Los dos más antiguos de los que
tengo fotos digitales. Las diapositivas las está escaneando Isabel y aún no
habéis nacido. “Tempus fugit” por lo tanto “carpe diem”.
Laura y tú subiendo al Pelopín. Observad lo elaborado de las polainas. Diciembre de 2004. |
El Tozal del Pilón desde el Pelopín. Diciembre de 2004. |
Rumbo a la cima, la familia en pleno. Diciembre de 2004. |
En la cresta del Culfreda con Héctor. Agosto de 2007. |
En la primera cima de los Culfreda. Tu y yo. Agosto de 2007. |
Héctor y tú sobre las nubes. Agosto de 2007. |
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