FRASES PARA PENSAR.

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QUE SUELE DAR DULCE SALIDA A MUCHAS AMARGAS DIFICULTADES.

Cervantes en el Quijote.

jueves, 29 de enero de 2015

El verbo COGER y el sustantivo POLLA. ¡Qué cosas!

Este alumno tiene la polla en la mano.
Aunque incluyo esta entrada en la sección del blog cuidemos el lenguaje, no va en este caso de cuidar nada, sino de jugar con la inmensa riqueza de nuestra lengua.
Riqueza que convierte al diccionario en inagotable fuente de sorpresas. Yo les insto frecuentemente a mis alumnos a que jueguen con él. Porque jugando, jugando, a parte de aprender muchas cosas, se lo pueden pasar muy bien.
Sin ir más lejos, fisgoneando el, en España, inocente verbo coger, vemos cómo en su acepción 31 es un vulgarismo, muy utilizado en gran parte de América, cuyo significado es realizar el acto sexual.
Y esto nos lleva a imaginar divertidas situaciones, que a buen seguro se han dado, como la de aquellos dos chavales españoles que, tratando de alquilar en Chile una casa, le mira el uno al otro y le pregunta “¿la cogemos?”, para espanto y horror de la muchacha de la inmobiliaria, que les atendía y que si no estaba al tanto de esta cuestión idiomática, andaría en ese momento buscando con la mirada algún objeto contundente con el que defenderse.
O el pasmo de un solícito papá cuando oye al chiquillo de 8 años, que ha venido de España, decirle a su hija de 9, “¿jugamos a cogernos?” "¡Por Dios chaval!¡ ¿De qué vas? ¿A eso jugáis en tu tierra?" Diría el espantado padre. “Sí”, podría contestar el niño, “es muy divertido…”
Impactante sería también que entrara el nuevo profesor, oriundo de Murcia, a la sala de profesores de un colegio de Buenos Aires y dijera, “doña Leonor ha resbalado en el patio, estaba en el suelo, la he cogido y la he llevado a la enfermería, se está recuperando”.
Hay otra palabra, en este caso un sustantivo, que tiene también su puntito de gracia. Es la palabra polla que, en su primera acepción, significa gallina nueva, medianamente crecida, que no pone huevos o que hace poco tiempo que ha empezado a ponerlos, en la tercera, como vocablo malsonante, pene y en la séptima, en Ecuador, chuleta. Pero no chuleta de comer, no, sino chuleta de la que usan los alumnos en clase para copiarse en los exámenes.
Imaginadlo también. Un niño español, que vaya a Ecuador y escuche al profesor decir antes del examen “y ojito con las pollas que voy a vigilarlas”.
O aquel muy celoso de que no se copien sus alumnos y que tras pillar a uno, españolito él, se le acerque y le diga, “te he pillado, saca la polla y enséñamela…”
O el profesor ecuatoriano que diga a un grupo de alumnos españoles, antes del examen, “no quiero ver ni una sola polla en el examen”.
En fin, podéis imaginar, sólo con estas dos palabras, la cantidad de situaciones curiosas y divertidas que pueden darse y que responden a la riqueza exuberante de nuestra lengua.
Por eso, conocer el diccionario, jugar con él, es enriquecedor, curioso y divertido. Y ahora con Internet es tan fácil.
De momento, sirva esto para que no se asusten al otro lado del charco si nuestros niños juegan a cogerse, y gritan corre que te cojo, ni nos espantemos a este lado si nos dicen que, en Ecuador tampoco les dejan a los niños usar las pollas en los exámenes ¡claro! Ni la una, ni la otra.

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