Entre las tonterías y barbaridades que
estamos oyendo estos días, ha habido una que me ha producido honda preocupación,
incluso me ha asustado, y mucho más en boca de alguien que tiene muchas
posibilidades de gobernar una ciudad como Barcelona.
Ada Colau decía hace un par de días
(según la prensa), desobedeceremos las
leyes que nos parezcan injustas. Si esto lo dijo así, tal cual, si no lo
sacaron los periodistas de contexto, decir eso significa que romperán el estado
de derecho cuando les parezca oportuno y necesario, según su criterio y el de
los suyos.
Es cierto que hay leyes injustas, o que
facilitan la injusticia. Pero, ¿según qué criterio determinamos que una ley es
justa o injusta? ¿Quién determina esos criterios?
En democracia, aquellos que habiendo sido
elegidos por los ciudadanos tengan una mayoría suficiente para cambiar las
leyes, porque eso es lo que hay que hacer, cambiarlas,
y no desobedecerlas.
El ciudadano elevado por el pueblo a la autoridad, se debe a todos los
ciudadanos, no sólo a los que le votaron, y ha de ser leal a los mecanismos que
le han elevado a esa autoridad, es decir a la democracia y sus reglas.
Porque romper el juego democrático, alentando desde determinadas instituciones la desobediencia a la ley o a otras instituciones,
es una aberración de marcado corte totalitario, que sólo puede llevar a una
crispación social que, con el tiempo, siempre deriva inevitablemente en
enfrentamiento.
Sinceramente, pienso que una afirmación
semejante bien pudo decirla Franco cuando desobedeció leyes que le parecieron
injustas y se volvió contra el gobierno de la República al que debía servir y
obedecer.
Además, si sabemos un poco de historia,
un poco sólo, sabremos que todas las crisis generan salvadores de la patria,
iluminados convencidos de que están en posesión de la verdad y de que sólo
ellos conocen el camino de “la salvación” de todos. Ellos se sienten
legitimados para desobedecer las leyes que les parecen injustas…Así surgió
Hitler también.
¡Cuidado! ¡Mucho cuidado!
Yo también pienso que hay muchas cosas que cambiar, que hay que profundizar en la justicia social, que hay que luchar contra la pobreza, como cristiano tengo eso muy claro; pero también tengo muy claro que la libertad es esencial para la vida y no puedo escuchar sin un escalofrío de miedo, que alguien elevado por el pueblo a la autoridad, diga que seguirá sus propios criterios, antes que los criterios de los representantes de la mayoría legitimada por las urnas y establecidos como ley.
Yo también pienso que hay muchas cosas que cambiar, que hay que profundizar en la justicia social, que hay que luchar contra la pobreza, como cristiano tengo eso muy claro; pero también tengo muy claro que la libertad es esencial para la vida y no puedo escuchar sin un escalofrío de miedo, que alguien elevado por el pueblo a la autoridad, diga que seguirá sus propios criterios, antes que los criterios de los representantes de la mayoría legitimada por las urnas y establecidos como ley.
Esa actitud está en el alma misma de
cualquier totalitarismo. Eso no es democracia. Eso es un gravísimo atentado
contra la libertad de todos. Ese es el camino por el que nunca deberíamos
transitar. Ya lo hicimos en el pasado, y aún lo estamos pagando.
No, camarada Colau, no. Si no le gusta
una ley, a mi no me gustan muchas, trabaje para cambiarla, yo no puedo más que
con mi voto, pero obedézcala mientras no pueda cambiarla.
Si no lo hace, abrirá la caja de Pandora.
Textualmente.
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