FRASES PARA PENSAR.

SE DARÁ TIEMPO AL TIEMPO,
QUE SUELE DAR DULCE SALIDA A MUCHAS AMARGAS DIFICULTADES.

Cervantes en el Quijote.

miércoles, 15 de febrero de 2017

Ein weiser mensch kann seine meinung ändern. Der narr nie.


Ein weiser mensch kann seine meinung ändern. Der narr nie.  Esto decía Kant. Es decir, El sabio puede cambiar de opinión. El necio, nunca. La cabezonería, la obcecación, la rigidez mental, son signos de necedad. Y la RAE dice de necedad, cualidad de necio. Y de necio:
1. adj. Ignorante y que no sabe lo que podía o debía saber. U. t. c. s.
2. adj. Falto de inteligencia o de razón. U. t. c. s.
3. adj. Terco y porfiado en lo que hace o dice. U. t. c. s.
4. adj. Propio de la persona necia.
            No es mi intención insultar a nadie, sino compartir la sensación que tengo viendo el panorama social y político en el que nos movemos. Y la sensación de tener una clase política formada por una ingente cantidad de necios que además tienen gran parte de mi vida en sus manos. Y eso me da un miedo…
Ignorancia, falta de inteligencia, terquedad, son el pan nuestro de cada día cuando oyes muchas de sus declaraciones por la tele. Y un impresionante convencimiento de que yo y sólo yo, y los míos, claro, estamos en posesión absoluta de la verdad, y que nunca daremos el brazo a torcer. La más absoluta prueba de necedad que pueda darse.
 Lo que he escrito hasta aquí cualquier podría firmarlo. Todos estarán de acuerdo. Seguro. Y éste, justamente este es el problema. Porque todos, o casi todos, firmarían estas palabras pensando que los necios son los otros. Que ellos no. Son los otros los equivocados y los que han de cambiar de opinión. Yo soy el sabio.
La cuestión es muy simple. La verdad no es patrimonio de nadie, y solo a través del diálogo y del consenso, que nos puede llevar a cambiar de opinión, nos acercaremos a ella. Si una persona ve una montaña siempre y solamente desde su pueblo, no sabrá cómo es la montaña. Para saber cómo es, tendría que rodearla, acercarse, alejarse, subirla…Es decir, ponerse en lugar de los que la ven desde otras perspectivas. Y reconocer entonces que su conocimiento de “su” montaña era al menos incompleto.
Pero eso exige ser inteligente, sabio (que no es lo mismo), razonable, lo que le permitirá ser capaz de ponerse en lugar de los otros y aceptar que no soy el amo y señor de la única verdad, que lógicamente es la mía. Vamos, no ser un necio.
Ante estos individuos los ciudadanos deberíamos instalarnos un "neciómetro" para identificarlos y mantener las distancias adecuadas. El mío tiene dos alarmas básicas. Os las digo por si os sirven. Una se dispara haciendo “tiu,tiu,tiu…” y encendiendo una potente luz roja cuando alguien dice que el objetivo de su partido es cargarse a otro, bien sacándolo del gobierno, bien disolviéndolo en la oposición. La otra hace “piii,piii,piii,piii” y también enciende una luz roja y se dispara cuando alguien dice que hay que hablar con casi todos, pero no con todos.
Hay más indicadores que se pueden acoplar al neciómtero. El taller donde te lo instalan es una cadena con muchas sucursales y se llama Reflexión & sentido crítico S.A.

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