Ein weiser mensch kann seine meinung
ändern. Der narr nie. Esto decía Kant. Es decir, El
sabio puede cambiar de opinión. El necio, nunca. La cabezonería,
la obcecación, la rigidez mental, son signos de necedad. Y la RAE dice de
necedad, cualidad de necio. Y de necio:
1. adj. Ignorante y que no sabe lo que podía o debía saber. U. t. c. s.
2. adj. Falto de inteligencia o de razón. U. t. c. s.
3. adj. Terco y porfiado en lo que hace o dice. U. t. c. s.
4. adj. Propio de la persona necia.
No es mi intención
insultar a nadie, sino compartir la sensación que tengo viendo el panorama
social y político en el que nos movemos. Y la sensación de tener una clase política
formada por una ingente cantidad de necios que además tienen gran parte de mi
vida en sus manos. Y eso me da un miedo…
Ignorancia, falta de inteligencia,
terquedad, son el pan nuestro de cada día cuando oyes muchas de sus
declaraciones por la tele. Y un impresionante convencimiento de que yo y sólo
yo, y los míos, claro, estamos en posesión absoluta de la verdad, y que nunca
daremos el brazo a torcer. La más absoluta prueba de necedad que pueda darse.
Lo que he escrito hasta aquí cualquier podría firmarlo. Todos estarán de acuerdo. Seguro. Y éste, justamente este es el problema. Porque todos, o casi todos, firmarían estas palabras pensando que los necios son los otros. Que ellos no. Son los otros los equivocados y los que han de cambiar de opinión. Yo soy el sabio.
Lo que he escrito hasta aquí cualquier podría firmarlo. Todos estarán de acuerdo. Seguro. Y éste, justamente este es el problema. Porque todos, o casi todos, firmarían estas palabras pensando que los necios son los otros. Que ellos no. Son los otros los equivocados y los que han de cambiar de opinión. Yo soy el sabio.
La cuestión es muy simple. La verdad no es
patrimonio de nadie, y solo a través del diálogo y del consenso, que nos puede
llevar a cambiar de opinión, nos acercaremos a ella. Si una persona ve una
montaña siempre y solamente desde su pueblo, no sabrá cómo es la montaña. Para
saber cómo es, tendría que rodearla, acercarse, alejarse, subirla…Es decir,
ponerse en lugar de los que la ven desde otras perspectivas. Y reconocer
entonces que su conocimiento de “su” montaña era al menos incompleto.
Pero eso exige ser inteligente, sabio (que
no es lo mismo), razonable, lo que le permitirá ser capaz de ponerse en lugar de
los otros y aceptar que no soy el amo y señor de la única verdad, que
lógicamente es la mía. Vamos, no ser un necio.
Ante estos individuos los ciudadanos deberíamos instalarnos un "neciómetro" para identificarlos y mantener las distancias adecuadas. El mío
tiene dos alarmas básicas. Os las digo por si os sirven. Una se dispara
haciendo “tiu,tiu,tiu…” y encendiendo una potente luz roja cuando alguien dice
que el objetivo de su partido es cargarse a otro, bien sacándolo del gobierno,
bien disolviéndolo en la oposición. La otra hace “piii,piii,piii,piii” y
también enciende una luz roja y se dispara cuando alguien dice que hay que
hablar con casi todos, pero no con todos.
Hay más indicadores que se pueden acoplar
al neciómtero. El taller donde te lo instalan es una cadena con muchas
sucursales y se llama Reflexión & sentido crítico S.A.
No hay comentarios:
Publicar un comentario