FRASES PARA PENSAR.

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QUE SUELE DAR DULCE SALIDA A MUCHAS AMARGAS DIFICULTADES.

Cervantes en el Quijote.

sábado, 4 de febrero de 2017

Santi Fernández Gegunde, ¡enhorabuena chaval!


Quería haber escrito esto antes, en cuanto me enteré. Porque creo que noticias como estas se dan pocas veces. ¡Y son tan bonitas! Sucedió en Galicia.
En un partido de fútbol de tercera división, un jugador renuncia a marcar un gol seguro, porque se ha percatado de que el portero se ha lesionado. Y tira el balón fuera.
Me vais a permitir una expresión basta, pero es la que me salió del alma cuando oí la noticia en la tele. ¡Olé tus huevos chaval! Eso es ser un hombre, un hombre de bien. Eso es jugar a fútbol con elegancia y clase. Muy bien Santi, tu gesto me llena de alegría y me inspira respeto y profunda admiración.
Yo no quiero hablar más. Cedo la palabra al periódico La Voz de Galicia, que en un articulito cuenta lo ocurrido con más detalles que yo y más sabiduría futbolística, sabiduría de la que yo carezco.

Cuando el gol no justifica los medios. El ariete del Compos renunció a marcar ante el Alondras al ver que el portero quedaba lesionado y tendido. M. G. REIGOSA.
31/01/2017 05:00 La voz de Galicia.
Hay una frase perversa que dice que «entre el honor y el dinero, lo segundo es lo primero». Pero también hay acciones, como la del compostelanista Santi Gegunde en Cangas, que la contradicen sin discusión. Le tocó escoger entre un gol manchado o una renuncia inmaculada. Y decidió que el fin del gol no justifica los medios. El Compos acabó ganando 2-4 al Alondras y, tras la elección de su ariete, puede presumir de que esa victoria llegó envuelta en la bandera del buen fútbol y la grandeza de la deportividad. El episodio del no gol es de los que merecen relieve porque reflejan, como muy pocos, la esencia de la deportividad. Santi Gegunde no dudó en ningún momento. Siempre está abierto el debate de si hay que echar el balón fuera o no cuando un jugador rival se queda lesionado. Porque a menudo no es fácil distinguir la frontera entre la realidad y la picaresca. Con frecuencia, lo que hay detrás es un intento de perder tiempo o confundir al rival para evitar un contragolpe. Pero siempre cabe apelar al sentido común. En el Municipal de Cangas, cerca ya del intermedio y con 0-1 en el marcador, hubo una jugada en la que el portero local, Martín, sale para tratar de anticiparse a Diego Rey. Cae en mala posición y queda tendido sobre el césped. Diego Rey no se percata y envía el balón a Santi Gegunde quien, con todo a favor, ni siguiera se gira para buscar la portería y echa la pelota fuera de banda. No quiso sacar ventaja de una acción desgraciada. El guardameta está ya en su domicilio, a la espera de que le baje la inflamación para realizar una resonancia magnética que determine el diagnóstico. Pero el pronóstico apunta a una grave lesión de rodilla.


Y yo quiero añadir que aún en el caso de que la lesión del portero hubiese sido una farsa, que no lo fue, la grandeza del gesto de Santi seguiría intacta. Más aún, sería más grande todavía, porque la honestidad y la buena gente brillan más ante la mezquindad y los sinvergüenzas. Como las espadas élficas ante los trols.

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