La
vida da muchas vueltas y nos lleva de aquí para allá, como lleva el viento las
hojas secas en el otoño, en un día de esos desapacible, gris, frío, de esos que
tanto me gustan y que tan pocos hay.
Pero a
veces, la voluntad de algunos consigue el milagro de que todas esas hojas
dispersas por el mundo se junten de nuevo a la sombra del árbol que fue y
siempre será suyo, bien frondoso ahora de hojas nuevas.
Y eso
es lo que la promoción del 70 del “cole” hizo el pasado viernes reuniéndonos a alumnos y
profesores en una cena y una grata velada. Fue muy bonito. Y se notaba desde el
principio que se lo habían trabajado en serio.
Sí, se
notaba que os lo habías “currao” y que lo habías hecho con ilusión, y la
respuesta fue buena, ¿no? Creo que muy buena, tanto por parte de los alumnos
como de los” profes”.
Quiero,
primero que todo, daros las gracias por regalarnos este encuentro. Pude saludar
a compañeros que hace tiempo ya no veía y a alumnos, ya con sus cuarenta y tantos, a los que
había perdido del todo el rastro. Y me quedé con ganas, he de decirlo, de haber
podido saludaros y charlar con todos y cada uno, aunque fuera un poquito, pero
estas cosas, ya se sabe, son fugaces y nunca hay tiempo suficiente.
Vosotros
estabais en 7º de EGB cuando yo empecé mi vida en el colegio y os di lengua ese
curso y el siguiente. Con vosotros, con el 8º y con el 6º, del que fui tutor,
digamos que rompí mano. De vosotros y con vosotros aprendí mucho, mucho más de
lo que pude enseñaros, de esto estoy seguro. Y por eso mismo, sé que me
equivoqué más de una vez, porque la ilusión de la juventud siempre esta
lastrada por la inexperiencia y por la osadía que da esa inexperiencia.
Ahora
que la juventud ya quedó atrás y la experiencia es larga, descubres que pesa,
que puede llegar a pesar demasiado si la ilusión se va desvaneciendo. Y con los
años, se desvanece, por eso iniciativas como la vuestra fortalecen esa ilusión
necesaria para que la experiencia no se torne pesada y amarga.
Me dijisteis que, después de tanto tiempo, aún os acordabais de las fichitas de literatura, espero que con cierto cariño, pero lo que más me gustó fue que os
acordarais de El Camino. Si a través de ese maravilloso libro os entró el gusto
por leer, ¿qué más puede pedir un “profe” de lengua?
Quiero
acabar esta entrada con un texto del libro, no sin antes deciros que me hubiese gustado escribir y publicar
esto el sábado mismo, pero el viaje a la España de Don Quijote, que necesitaba,
y los tristes acontecimientos que nos están tocando vivir, han atrasado el
momento hasta hoy.
Pero
más vale tarde que nunca, ¿no? Gracias, mil gracias. Os dejo con ese inolvidable diálogo entre Daniel el
Mochuelo y la Uca-uca.
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