Era el 23 de febrero de 1981. Estaba haciendo la mili, pero de permiso en casa. Tenía miedo. El Rey me tranquilizó. Al día siguiente pude salir a la calle a la gran manifestación por la democracia, la libertad y la Constitución. Luego nos fuimos de cena todos los amigos. Había mucho que celebrar.
Hoy, 3 de octubre de 2017 también tengo miedo, y escucharé de aquí un momento, a las nueve de la noche, con el ánimo encogido, el mensaje del Rey, que espero y deseo de todo corazón me tranquilice, abriendo caminos de paz y conciliación. ¡Que Dios le ilumine! ¡Que Dios ilumine a todos!
Agradezco el mensaje.
Estoy de acuerdo.
Pero no me ha tranquilizado.
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