FRASES PARA PENSAR.

SE DARÁ TIEMPO AL TIEMPO,
QUE SUELE DAR DULCE SALIDA A MUCHAS AMARGAS DIFICULTADES.

Cervantes en el Quijote.

lunes, 26 de febrero de 2018

Papá y mamá, sin violencia en la grada. Respeto.

Por aquí se empieza.

Estos días pasados se ha hablado mucho, una vez más, de la violencia en el fútbol. La muerte natural dicen, de un ertzaina, ha convertido la noticia de los altercados de Bilbao en más noticia todavía.
Tertulias, debates, manifestaciones de duelo, declaraciones varias… Lógicamente la UEFA, la FIFA, la CHUFA y me falta decir la madre que les… a todos, se han pronunciado indignadísimos a raíz de lo ocurrido. Mentira. Todo mentira. Espectáculo y cinismo en grandes dosis.
A mí no me gusta el fútbol. Me aburre soberanamente. Por eso es posible que sea más objetivo a la hora de plantear soluciones a este problema crónico, y que va a más, de la violencia en los estadios y fuera de ellos.
Se trataría sencillamente de aplicar estas tres medidas preventivas:
La primera. En el fútbol base, ¡son niños! expulsar del campo de Villatorcuatitos del Rey Sancho, por ejemplo, al primer papá descerebrado que insulte a quien sea. Sin contemplaciones. Ahí nace todo lo que viene después.
La segunda. Los clubes, y más hoy en día, tienen instrumentos suficientes para detectar esos tumores malignos que surgen entre sus seguidores. Detectados, denunciados, sancionados y extirpados.
La tercera. Expulsar de la competición, sea liga, copa o cualquiera de esas que se inventan en el delirio futbolero que sufrimos, al club cuyos seguidores enfermos, y no excluidos a tiempo, han montado el numerito.
Y ya está. Así de sencillo y así de imposible. Imposible porque detrás de esto se esconden conductas patológicas y don Dinero. El poderoso caballero. Conductas patológicas como las de los padres frustrados que quieren compensar sus traumas ocultos con el éxito de sus hijos; como las de los jóvenes sin principios ni norte alguno que desahogan su rabia golpeando donde sea y a quien sea; como las de personas desarraigadas que encuentran en el grupúsculo violento el entorno acogedor que no han encontrado en otra parte… Y el dinero. Los tremendos intereses económicos que hay detrás de cada club, intereses más poderosos cuanto más alto está el club.
Una terrible alianza entre el dinero y conductas enfermizas. Por eso este problema no tiene solución. Y no la tendrá mientras no cambien mucho las cosas. Y por eso me dan vergüenza las tonterías políticamente correctas que cuando pasa algo inundan los medios de comunicación. Así se duermen conciencias, pero nada se resuelve. Y llegamos al extremo vergonzoso de que un club, para curarse en salud, aconseje a sus seguidores que no lleven a sus hijos a un partido, por lo que pueda pasar.
Y una cosita más para acabar. El que la hace la paga. Eso se llama asumir responsabilidades. Sigo sin entender que la policía, en el último caso la ertzaintza, se juegue el tipo, y a veces lo pierda, para defendernos a todos, y que luego el juez suelte a los detenidos con o sin cargos, me da igual. Y no tiene la culpa el juez. El juez sólo aplica las leyes que hacen los políticos. Ahí está el problema. ¿Protegen de verdad los políticos a los ciudadanos que, después de todo, somos quienes les hemos puesto donde están? ¿Protege de verdad el código penal a la inmensa mayoría de la gente que solo quiere vivir en paz, y en este caso disfrutar del fútbol? 

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