El
hecho de que apareciera este titular en la prensa algún día era la crónica de
una muerte anunciada. He dicho mil veces que sucedería. Y creo que los
responsables primeros son los grandes partidos, y de un modo especial el
socialista. Porque el gran error del PP ha sido la corrupción, y así nos lo
recuerdan todos los días, mañana, tarde y noche. Pero el PSOE tiene, a mi
juicio, un pecado mayor.
Quien
me conoce me lo ha oído decir también muchas veces. También lo he escrito en la
sección reflexiones políticas del blog
con mucha frecuencia. El PSOE, que en su momento, por falta de una identidad
clara, parió a Podemos, ha parido también, por pura reacción a sus desvaríos,
al hermano gemelo, situado, eso sí, al otro extremo del espectro político, Vox.
Lo
veía venir. Y lo temía. Y ha pasado. Sin embargo no me parece mal que haya
ocurrido. A fin de cuentas, una democracia debe asumir y articular todas las ideologías
siempre y cuando respeten las reglas del juego. Y en España faltaba algo a la
derecha del PP para poder decir que de verdad esto es una democracia. A la
izquierda del PSOE ya lo hay, siempre lo ha habido, aunque ahora más. Es
cuestión de simetría ya que, puestos a soportar radicalismos sea por ambas
partes. Es cuestión de evitar que lo sociedad escore demasiado hacia un lado,
lo que siempre acaba de mala manera.
Por
esto no me parece un horror lo que ha sucedido, no, pero me asusta y me
preocupa. Porque tanto Vox como Podemos me asustan y me preocupan. Porque son
hijos, como ya he dicho, de la gestión absurda y errática del PSOE, de la
izquierda en general. Son partidos que nunca deberían haber nacido si el
socialismo hubiera dejado, de una vez por todas, el revanchismo y los prejuicios.
Si hubiera gobernado para todos, y no solo para los suyos. Si hubiera hecho una
gestión económica seria y sostenible. Si hubiera asumido sin complejos la
España que ellos mismos, junto con otros, crearon en la transición. Si no
hubieran caído en la corrupción. Y muchos más sis… ¡Vamos! Si hubiera tenido
una identidad clara adaptada al siglo XXI.
Lo que
ocurre es que esto está pasando también en toda Europa; y es por lo mismo, por
la falta de esa identidad. La diferencia con España la establecen los fantasmas
de la Guerra Civil y del franquismo, fantasmas de los que, sin recato ni
vergüenza, continúan mamando las llamadas izquierdas, para justificar su
existencia como opción política necesaria.
¿Qué
está pasando pues? Que el socialismo necesita una refundación que ha de
producirse en el siglo XXI y que aún no se ha producido. Por eso, sin un
contenido teórico claro y coherente, su discurso y su gestión acaba siendo un
conjunto de posturitas, a menudo contradictorias, vacías de sentido, y por lo
tanto ineficaces a la hora de afrontar los problemas actuales.
No pueden
seguir diciendo siempre lo mismo ¡somos la izquierda!, ¡que viene la derecha!, ¡los
empresarios son malos y explotadores!, ¡sólo nosotros pensamos en el bienestar de
la gente! ¡la religión es mala y caduca!... La gente no es tonta, y se harta de
oír siempre la misma cantinela, simplona y falsa por esa misma simplicidad.
Ya
veis, en Andalucía casi la mitad ni han votado, y la mayoría de los que sí lo
han hecho han dado la espalda a lo que llaman izquierda que desde luego se ha
ganado a pulso esta debacle.
No es
bueno lo que está pasando. Se radicalizan posturas. Y ahora dicen que les
preocupa que la derecha radical entre en las instituciones. ¿No les ha
preocupado que la izquierda radical haya entrado ya en ellas? ¿Qué sentido
democrático es ese?
Sí,
malos tiempos para la moderación, el consenso y la concordia. España vuelve a ser "un trozo del planeta por donde cruza errante la sombra de Caín", como ya dijo
Antonio Machado.
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