Toda
la indignación, rabia, pena, deseos de venganza y demás sentimientos humanos de
la buena gente, que es la mayoría, deben transformarse en solidaridad y
silencio, y en el caso de los creyentes, además, en oración por Laura Luelmo.
Por otro lado,
los medios de comunicación, y en particular los matinales de televisión,
tendrán materia para muchos días. Y retozarán, como los cerdos en el barro, en
el dolor y el sufrimiento, sin respeto alguno a nadie ni a nada, movidos sólo
por los índices de audiencia. Y entorpecerán la tarea de la Guardia Civil, como
otras veces. E intoxicarán las mentes de las personas que, estando al margen
del mundo laboral por los motivos que sean, se entretienen con esa basura
inmunda que les echan todos los días.
Y los
partidos políticos volverán con el asunto de la prisión perpetua revisable,
como si fuera un asunto de lo que llaman derechas (malos) e izquierdas
(buenos), cuando en mi opinión es sólo cuestión de sentido común.
Lamentablemente hay quien no puede andar suelto por las calles cuando con su
conducta así lo ha demostrado. Negar esta evidencia es “buenismo” hueco e
irresponsabilidad.
Y
llega la Navidad. ¡Fun, fun, fun! No para Laura Luelmo. No para los suyos.
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