FRASES PARA PENSAR.

SE DARÁ TIEMPO AL TIEMPO,
QUE SUELE DAR DULCE SALIDA A MUCHAS AMARGAS DIFICULTADES.

Cervantes en el Quijote.

jueves, 11 de abril de 2019

A unas horas de la campaña electoral.

Y la manipulación atenta contra la capacidad de desarrollar nuestra libertad interna.
Hablaba con mis alumnos de filosofía que hay dos tipo de libertad, la externa y la interna. La externa es muy evidente y salta enseguida a la vista cuando algo o alguien nos la limita o recorta. La interna, llamada también libre albedrío es, según el libro de texto, la capacidad de decidir conscientemente entre varios comportamientos posibles, aunque alguno de ellos sea doloroso o indeseable.
Les comenté también que cuando consideramos que nuestra libertad externa está siendo agredida saltamos rápidamente para defenderla, y encontramos además, normalmente, una cierta solidaridad a nuestro alrededor, lo cual está muy bien.
Pero cuando la agredida es nuestra libertad interna, es decir nuestra capacidad de decidir conscientemente entre varios comportamientos posibles, a menudo no nos damos ni cuenta, por lo que no tenemos defensa alguna ante esta agresión. Y seguimos creyéndonos libres cuando no somos más que títeres en manos de vete tú a saber quién y para qué.
Y les invité a que pensaran en todo esto y lo aplicaran a los tiempos que corren. A la democracia y a las próximas elecciones, por ejemplo. A ver a qué conclusiones llegan. Hasta aquí lo que dije en clase. No fui más lejos porque podía caer en la manipulación de mis alumnos, y eso nunca lo he hecho, aunque es frecuente hacerlo en muchos centros de nuestro país.
Pero sí puedo decir más en el blog.
Una dictadura puede privarnos de la libertad externa. No hay libertad política, no hay libertad de expresión, no hay elecciones libres… Y ante esto nos rebelamos, ¡claro!, y con razón. Es muy evidente, muy fácil de ver y además, como ya he dicho, genera grandes corrientes de solidaridad con aquellos que han sido privados de esa libertad y luchan por recuperarla.
Una democracia, dominada por políticos demagogos, estratégicamente aliados con medios de comunicación parciales, infligen una severa agresión a la libertad interna de los ciudadanos. Y de esta agresión es muy difícil defenderse, porque no la percibimos como tal. Y además porque cuando uno, reflexionando y analizando sin prejuicios el discurso de estos políticos, descubre que está siendo atacada su libertad interior y lo manifiesta, no suele descubrir corriente de solidaridad alguna a su alrededor. Más bien al contrario; le tildarán de facha o rojo, según entornos; y a veces las dos cosas simultáneamente.
Con la dictadura no teníamos libertad externa, pero sí interna, pues esa falta de libertad externa alentaba la interna. Sin embargo, con la democracia actual sí tenemos libertad externa pero no interna, porque hacer girar toda la política alrededor del maldito y falso paradigma de las derechas y las izquierdas es un gravísimo atentado contra la capacidad de decidir conscientemente entre varios comportamientos posibles, es decir contra la libertad interna. ¿Por qué?  Porque el ciudadano se ve obligado a decidir sobre conceptos falsos, obsoletos y cargados de prejuicios; conceptos que en modo alguno  se ajustan a lo que es la sociedad actual, pero que sirven para manipularla con el telón de fondo del miedo.
Y creo que esto es lo que provoca que, a unas horas del inicio de la campaña electoral, casi la mitad de los ciudadanos no tenga aún ni idea de a quién va a votar. Es la gente que, sin caer en la cuenta de ello, se resiste a perder su libertad interna, pues confundidos por la demagogia, tienen muy difícil poder decidir, y más si quieren hacerlo conscientemente, entre varios comportamientos posibles, es decir entre los distintos partidos que se presentan. Porque votar debe ser un comportamiento consciente y libre.
Una democracia sin libertad es una democracia enferma. Porque de poco sirve la libertad externa si a los ciudadanos se les priva, a base de salvajes y machaconas manipulaciones demagógicas, de la libertad interna.
Estoy es lo que hay. Esto es lo que pienso. Yo soy de los que aún no tengo ni idea de a quién votar, o de si votar en blanco, o de votar con una burrada o un pensamiento filosófico en la papeleta, o incluso si votar siquiera. Porque desde hace tiempo, cada vez que leo u oigo lo que dicen nuestros políticos, siento cómo atentan descaradamente contra mi libertad interna. Libertad que trato de preservar y que me llevará irremediablemente a una elección dolorosa e indeseable, sea la que sea.
Porque la externa sin la interna es una farsa. Y entonces la democracia, la dictadura del más cabrón; permítaseme el exabrupto.
Y disculpad lo largo de la entrada.

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