FRASES PARA PENSAR.

SE DARÁ TIEMPO AL TIEMPO,
QUE SUELE DAR DULCE SALIDA A MUCHAS AMARGAS DIFICULTADES.

Cervantes en el Quijote.

miércoles, 22 de mayo de 2019

Mantenernos a distancia.



Dedico esta entrada a una amiga, maestra, que lo está pasando mal.

Como gran parte de los amigos de Valencia, que decimos, trabajamos en educación, cuando nos reunimos suele ser inevitable que acabemos hablando de niños, colegios y cosas así, para desdicha de los que trabajan en otros entornos laborales. Y aunque intentamos evitarlo, a veces no es fácil.
El caso es que el otro día, hablando de todo un poco, fuimos a parar otra vez al tema educativo y llegamos por absoluta y entusiasta unanimidad a establecer la lista de los tres grandes enemigos de todo docente. Hay más, pero son menos poderosos, menos aviesos y menos perversos.
Eso sí, el enemigo por excelencia, el satán de la educación, son los políticos que la han utilizado, la utilizan y la seguirán utilizando como arma en sus inmundos y estériles enfrentamientos. Arma de destrucción masiva, por cierto. Pero este enemigo está fuera de concurso. Tal es su falacidad, su desvergüenza y su poder destructivo.
Pero volvamos a la lista de esos tres villanos a los que he aludido y que tenemos más cerca. Lista cuyo orden es indiferente. No es el primero peor que el tercero. Dependiendo de situaciones y circunstancias, uno hará más daño que otro. Son los psicólogos de despacho, los abogados y los periodistas.
Son estos los enemigos a mantener lo más lejos posible y a huir despavoridos si se nos acercan, porque llevamos las de perder aunque lo hayamos hecho bien, aunque tengamos razón, aunque nuestras intenciones hayan sido limpias y honestas desde el principio.
Los psicólogos de despacho que no han pisado un aula en su vida ni tienen intención de hacerlo; que no conocen lo que realmente es un colegio; que a los niños los ven de uno en uno y un ratito; y que tienen la versión de una parte, la que paga, cuando hay un conflicto, lo tienen muy claro. Están convencidísimos de su diagnóstico contra toda evidencia, y los malos son siempre el cole y el profe que ¡claro! no lo ha hecho bien.
Los abogados que a todo lo anterior añaden el poder de acojonar y destruir, si con eso ganan pleitos y prestigio, al pobre maestrico que le han puesto por delante. Les suele importar un bledo lo realmente sucedido y se apoyan en palabras muy de moda que utilizan a modo de mazo para demoler cualquier verdad que ellos hayan decidido que no lo es. Aunque lo sea.
Los periodistas que a modo de buitres van buscando carroña. No cazan, huelen el conflicto servido por los dos anteriores y se alimentan de su podredumbre. Sentencian sin previo juicio y utilizan los palabros que psicólogos y abogados han aireado para airearlos más aún, hacerlos públicos, caiga quien caiga. Y el que cae es el docente, claro. Hacen la función de un ventilador cuando le ponemos, con perdón, una mierda blandita delante.
Dicho lo dicho habría que añadir, en honor a la verdad, que toda generalización es injusta y falsa. Por eso no puedo, ni debo, acabar estas líneas sin decir que hay psicólogos de despacho, abogados y periodistas honestos, y no pocos. Que conozco a algunos de ellos. Pero los otros, los descritos anteriormente, algunos de los cuales también conozco, aun siendo menos hacen tanto, tanto daño… Y también hay que reconocer que a veces en los colegios pasan cosas que no deberían pasar.
Pero qué queréis que os diga, compañeros. Qué tal como está el patio, lo mejor para nuestra salud mental y física es hacerlo lo mejor que podamos y sepamos, hablar poco, escribirlo todo y tratar de mantenernos a distancia de todos estos señores, por si acaso.

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