No es la sociedad de cazadores de un pueblo oscuro y siniestro, es el entrañable hotel Ciria, en mi querido Benasque.
Esto
es una cuestión muy personal, pero voy a compartirla porque ya ha habido
bastante gente que me ha preguntado por la serie de TVE La Caza. Monte Perdido,
debido, supongo, a la vinculación que establece quien me conoce entre los
Pirineos y un humilde servidor, vinculación que me honra.
Pues
bien. No me parece nada porque no la veo ni la pienso ver. El motivo es muy
sencillo. El lugar donde se desarrollan los hechos, el valle de Benasque, los
nombres, empezando por el título Monte Perdido, y otros “ingredientes del
pastel televisivo” que conforman la serie son tan queridos para mí, están tan
dentro de mi vida, les tengo tanto respeto que verlos mezclados con la trama
negra, oscura y extremadamente desagradable del argumento, me resulta
absolutamente indigesto.
Sé que
es ficción, y hoy por hoy, distingo entre ficción y realidad, aunque a veces la
segunda supera a la primera en cuanto a aberraciones y gilipolleces se refiere y
me hace difícil esta distinción. Pero por muy claro que tenga esto me molesta
sobremanera contemplar un panorama de muerte, horror, sufrimiento, en el marco
incomparable de mis queridos Pirineos y en concreto del valle donde los
descubrí y donde, como he dicho, soy muy, muy feliz.
Para
mí aquello es luz limpia, aire fresco, libertad, grandes horizontes, agua clara,
esfuerzo siempre recompensado, buen comer y mejor dormir, profundas
experiencias personales, amistad…vida. Y todos los nombres, los bosques, las
montañas, los pueblos, los edificios, las calles están envueltos en esa vida.
Verlo todo esto manchado por una historia negra y siniestra no lo aguanto.
Pues
eso, tres veces he dicho lo mismo con distintas palabras. Y vuelvo al
principio. No, no la he visto ni la pienso ver. Ahora bien, no juzgo ni la
serie ni el hecho de haberla rodado allí. Reconozco, como ya he dicho nada más
empezar, que esto es una cuestión muy personal. Y mi opción no es ni mejor ni
peor que otras, es la mía. De hecho entiendo que a mucha gente le pueda gustar, y me parece muy bien.
Pero a mi no. Además
me he dado cuenta de que aunque quisiera, aunque la razón me llevara a verla, ¡venga
Jesús, que no es más que una peli!, el sentimiento me lo haría imposible. ¡Qué
le voy a hacer!
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