El ser
humano se acostumbra a todo, se adapta a todo, normaliza todo. Eso nos ha
permitido sobrevivir desde siempre. Pero eso, que es bueno, tiene su parte
mala, su lado oscuro, muy oscuro.
Porque
también nos acostumbramos al mal, nos adaptamos a él, lo normalizamos. Y damos
así cobijo al mal en nuestra vida, convivimos tranquilos con él, al menos
mientras no nos toque de cerca.
Que
todos los días, desde hace meses, bombardeen ciudades como las nuestras, aquí
en Europa, ya es una noticia cotidiana, a la que nos hemos acostumbrado. Que un
monstruo haya matado a diecinueve niños de primaria y dos adultos, en Tejas,
será noticia hoy, y ya está. Como las muertes por hambre, las guerras en el tercer
mundo y tantos horrores que ni son noticia.
Ya ni
escuchamos esas palabras que resuenan desde el principio de los tiempos, ¿Dónde
está tu hermano Abel?
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