En un
restaurante japonés, al que he ido en varias ocasiones, sirven como aperitivo
unas tiras blancas que me gustan mucho. Preguntamos qué era aquello y nos
dijeron que nabo.
Ya en
casa busqué en google cómo lo hacían, escribiendo receta nabo japonés, porque
si hubiera puesto nabo japonés sin más, podrían haberme salido cosas muy raras.
Después
de consultar en varias páginas y de hacer algunas pruebas, he llegado a la
receta que a continuación comparto. Creo que sale muy bueno. Es además sabroso
y refrescante, ideal para aperitivos, ensaladas, para tomarlo solo, o como
guarnición para otros platos.
Ingredientes:
Nabo
blanco. Unos 300 g.
15 g.
de sal.
1/2
limón.
250 g.
de agua.
250 g.
de vinagre de manzana. (Se puede utilizar vinagre de vino).
70 g.
de azúcar.
30 g.
de miel.
10 g.
de jengibre molido.
Empezaremos
por cortar el nabo a tiras como de patatas fritas, tras pelarlo bien, no solo la piel más superficial. Luego lo
tendremos media hora en agua con un puñado de sal.
Por
otra parte pondremos en un bol agua y vinagre a partes iguales, el azúcar, la
miel, el zumo de medio limón y el jengibre, y lo mezclaremos todo bien. Yo lo
pongo en una botella, lo agito a modo de cóctel y lo devuelvo al bol.
Pasada
la media hora sacaremos el nabo, lo secaremos con un paño y lo introduciremos
en la mezcla ya preparada; removeremos bien y lo pondremos en un recipiente
cerrado, en la nevera.
Con
dos o tres horas ya está muy bueno, pero podemos tenerlo varios días, aunque
hay que advertir que al abrir el citado recipiente huele muy fuerte, y mal,
pero el sabor y la textura son excelentes. Pasa como con el queso, huele mal y
sabe bien.
NOTA:
Esta receta puede hacerse también con zanahoria o combinando nabo y zanahoria,
aunque a mí me gusta más con el nabo.
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