Dedicar
un buen rato, una mañana luminosa y tibia de primavera, a ver trabajar a las
abejas entre las flores, es todo un lujo. Un lujo del que soy consciente y que
aprecio en todo su significado.
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La abeja, ya portando su preciosa carga, trabaja en esta jara.
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En esta foto acaba de salir de la jara. Está a la izquierda. |
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En esta, otra abeja se afana en su trabajo. |
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Esta abeja está sumergida en esta jara blanca. |
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Aquí se ve muy bien su carga, a modo de una bolsita anaranjada. |
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Y en esta última acaba también de salir de la flor. |
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