FRASES PARA PENSAR.

SE DARÁ TIEMPO AL TIEMPO,
QUE SUELE DAR DULCE SALIDA A MUCHAS AMARGAS DIFICULTADES.

Cervantes en el Quijote.

lunes, 4 de noviembre de 2013

Ideas para educar. 3.9 No exigirle lo que no somos capaces de hacer nosotros.


1.-CONOCER:
1.1 ¿Qué es realmente un niño?

2.-PREVENIR:
2.1 Desde la cuna.

3.-INTERVENIR:
3.1 Acuerdo total papá-mamá.
3.2 Control de la familia extensa.
3.3 Control de otros agentes educativos.
3.4 Coherencia en nosotros. Hacer lo que decimos.
3.5 Normas claras y concretas. Las precisas.
3.6 Hablar poco. “No comerle el coco”.
3.7 Ignorar conductas no deseadas. Reforzar las deseadas.
3.8 No mostrar que controla nuestro estado de ánimo.
3.9 No exigirle lo que no somos capaces de hacer nosotros.
3.10 Valorar si vale la pena “entrar en combate”.

Uno de los errores más frecuentes en el que caemos los educadores, es exigir al niño un comportamiento que nosotros no seríamos capaces de tener ni de lejos. Esperamos de ellos lo que, siendo honrados, no esperamos de nosotros mismos.
Y esto, normalmente lo hacemos porque no nos paramos a pensarlo. Estamos en nuestro papel, y no nos planteamos ponernos en el suyo. Nos falla la empatía.
Y si lo hiciéramos con más frecuencia, diríamos menos tonterías y nuestra acción sería más educativa y eficaz. Y honesta.
Voy a poner un ejemplo. Vas por la carretera (imagina cuando pasas por delante de Masía de Traver) y pone máxima 60. Puedes hacer dos cosas. Una, saltarte la señal y seguir a 90. Ya no tienes autoridad moral para exigirle al niño que no se salte las normas, pero éste es un camino por el que no vamos a seguir en este artículo (Ver art. 3.4). Dos, poner el coche a 60. Bien, vale. Pero esto ¿lo haces por sentido de la responsabilidad, como buen ciudadano, o porque tienes miedo a la multa? La respuesta mayoritaria estará clara, ¿no?
Y ahora viene la conclusión. Si nosotros, adultos responsables (se supone), para cumplir las normas, incluso en algo en lo que nos puede ir la vida, necesitamos del miedo a la multa (miedo al castigo), ¿cómo esperamos de los niños que cumplan normas (hacer deberes, lavarse los dientes, arreglar la habitación…), normas en las que no les va ni la vida, ni nada de nada, por pura responsabilidad y amor al buen hacer?
Desde esta sencilla perspectiva creo que podemos calificar nuestro comportamiento de incongruente e incluso cínico. Pretendemos, con palabritas y “concienciación” que hagan lo que ni quieren, ni les apetece, ni les interesa, cuando nosotros, si no hubiera multas, si no hubiera inspectores, si no hubiera… y entonces nos volvemos locos, nos desesperamos.
Pero, ¡ojo!; antes incongruencias y cinismo que pensar palabras políticamente incorrectas, y mucho menos decirlas ¿no? porque la palabra miedo lo es, y mucho.
Pero hay que decirlo, y bien alto. El miedo es natural y necesario. Es el mecanismo primario que nos advierte que “por ahí” es peligroso ir. Y en educación tenemos que administrarlo, no eliminarlo, con sabiduría y prudencia, sin perder nunca de vista la dignidad y la libertad de los demás y la nuestra propia, que en esta lid deben prevalecer.
Por supuesto que yo desearía una sociedad en la que el miedo no fuera necesario. ¡Pues claro! Muchas veces cuando, en clase, mis alumnos hablan demasiado les digo: “a ver, chavales, no quiero que calléis ahora por miedo a que os deje sin recreo u os ponga faena doble. Quiero que calléis porque es importante esto que os voy a explicar y, si os despistáis, luego tendréis problemas”, por ejemplo. Y ellos, entonces, callan, callan un poquito, porque lo entienden, y también ellos quisieran que el mundo fuera así. Pero no, tarde o pronto hay que recordar que existen otros “procedimientos” menos agradables para conseguir que la clase, todos los días, vaya bien… han de tener miedo a esos “procedimientos”.
¿Cómo les voy a exigir que cumplan la norma de callar y atender en clase, por sentido de la responsabilidad y amor al saber, cuando muchos de sus padres, y a veces yo mismo, necesitamos del miedo a la multa para no ir a 150 por la autopista? Les exigimos a ellos, lo que no somos capaces de hacer nosotros.
El miedo es necesario para educar y para vivir. Hay que aceptarlo. Hay que asumirlo. No es bonito. No suena bien. Es triste. Pero es cierto. Es este un planteamiento ético, no estético, por eso no está de moda. Pensadlo, pensadlo sin prejuicios.

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