Hay una canción que desde siempre, bueno, desde que
la conocí hace ya mucho tiempo, me gusta mucho. Y la verdad es que no sé por
qué, porque lo que dice la letra nada tiene que ver conmigo, probablemente será la
música.
La canción es triste, muy triste y va pintando un
lienzo a trazos duros y enérgicos, dejando al final un cuadro sombrío, oscuro,
con una levísima pincelada de esperanza…
Sí, nada tiene que ver conmigo, pero con el paso de
los años, con la perspectiva que da el haber vivido, el haber gozado, el haber
sufrido, me he ido reconociendo, a veces, en algunos momentos de la canción, sólo en
algunos, y le he dado gracias a Dios por no reconocerme en otros, y le doy
también gracias a Isabel por decirme desde la esperanza, cuando el viento sopla en contra, “pareces
cansado, y aún no ha salido ni el sol”. A Isabel y a tanta gente que me quiere
y a la que quiero y que, a su manera, también me lo dicen cuando es menester.
Pues con esta canción, con ese “pareces cansado”,
celebro mi 58 cumpleaños que es hoy.
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