Parece ser, es un parecer, no más, que por fin,
alguno de estos próximos días puede llover por estos lares, y parece ser
también que se acerca el frío, o sea que ya llega el buen tiempo, porque en noviembre el buen tiempo es frío y lluvioso.
¡Ay el egocentrismo de los terrícolas! Lo que es
bueno para mí es lo bueno. No, no, no es eso. Ahora lo bueno para el campo,
para los bosques (los que quedan), para los animales, para la atmósfera, para
el mundo en el que vivimos y del que vivimos es que llueva y haga frío, aunque
a mí me moleste, aunque me fastidie los planes del fin de semana; sería
buenísimo que estuviera días lloviendo, y haciendo frío, y nevando en las
montañas.
Pues eso, ojalá que vengan de una vez la lluvia y el
frío. La naturaleza lo merece, porque pese al terrible otoño de mal tiempo que estamos sufriendo sigue
resistiendo humildemente hermosa. ¡Cómo estaría si hubiésemos tenido buen tiempo!
Ved algunas fotos hechas esta semana en la Sierra Calderona.
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Por estas tierras el monte siempre está verde, pero ahora seco, muy seco. |
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Hoja de parra con sus colores otoñales. |
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Colores que destacan en el verde. |
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La luna, en cuarto creciente asoma sobre las copas de los pinos. |
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El olivo, siempre verde. Símbolo de nuestra cultura. |
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La flor de la pitera, ya seca, se recorta contra un azul limpio, constante, excesivo... |
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Las hojas de un roble solitario vestidas de otoño. |
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La luz del cielo enciende las hojas. |
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Hojas que ya muertas, caen a una balsa contigua, casi vacía, formando un bonito tapiz. |
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Un chopo, ya casi desnudo, entre los pinos. |
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La rotunda copa de un pino muy verde, el cielo azul... |
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Y cuando el día va cayendo, una leve bruma cubre las llanuras habitadas por los hombres; desde abajo no las vemos. |
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