Es realmente una vergüenza lo que está pasando con
Canal 9. Una vergüenza y una pena. Pero lo que más vergüenza y pena me está
dando es el espectacular carnaval, la impresionante orgía de demagogia, cinismo
y manipulación que se ha montado. De verdad que es una auténtica orgía, pero de
las buenas.
Primero, el gobierno valenciano tomando una decisión
que, desde mi punto de vista, y reconociendo que me faltan datos, suena a
“calentón” y no a decisión estudiada y meditada, y además defendida con
argumentos demagógicos: no se puede dar a elegir entre escuelas, hospitales y
televisión. Esa no es la cuestión. La cuestión sería, por qué se permitió que
Canal 9 acabara siendo una empresa económicamente inviable, por ejemplo.
Segundo, la oposición, cual buitres, abalanzándose
sobre un gobierno que gestiona, mejor o peor, la infame herencia que ha
recibido de ellos mismos. Ahora que la gente está indignada, es momento de
rapiñar votos sea como sea defendiendo henchidos en valencianía, lo que tantas
veces han denostado. Es tan fácil ahora llevarse a la gente al huerto… ¡Es de
un cinismo inaudito!
Tercero, los trabajadores de televisión valenciana
erigiéndose en baluartes y defensores de la lengua y cultura valencianas,
cuando lo que están defendiendo es su puesto de trabajo, y punto; y ¡ojo! que
esto me parece muy legítimo. Pero que no mezclen churras con merinas. Que dejen
a la lengua y la cultura en paz. Eso es manipulación, y ellos pueden. Son la
herramienta manipuladora por excelencia, junto con la prensa.
Ah, y eso sí: todo el mundo rasgándose las
vestiduras, muy rasgadas, rasgadísimas. ¡Venga ya!
Ante este espectáculo lamentable, grotesco, la única
respuesta que se me ocurre es el silencio. Como decimos en educación, ignorar
las conductas no deseadas. A ver si de una vez se dan cuenta que están haciendo
todos el ridículo...y mucho daño.
Y por cierto, que alguien me explique cómo se les
ocurre gastarse un pastón cambiando el logotipo por otro, bastante feo por
cierto, un mes antes del cerrojazo. “Mi no comprender”.
Y ahora, me callo.
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