A propósito de ciertos acontecimientos recientes
ocurridos en nuestro país (y no es lo del cierre de Canal 9, de eso ya he
hablado) me ha venido a la cabeza este texto, creo que anónimo, muy antiguo ya,
y que no me acaba de gustar, pero que siempre recuerdo cuando veo en cierto
sector de nuestra “clase dirigente” ese malsano interés en regodearse en el
pasado más triste, ese empecinamiento obsceno en abrir heridas, marcar
diferencias, avivar las brasas del enfrentamiento y la violencia, siempre
encendidas en esta tierra nuestra, en “este trozo de planeta por donde cruza
errante la sombra de Caín” en palabras de Antonio Machado.
Al fin el
hombre acabó con el cielo y con la tierra; la tierra era bella y fértil, la luz
brillaba en las montañas y en los mares y el espíritu de Dios llenaba el
universo.
El hombre
dijo: "Que posea yo todo el poder en el cielo y en la tierra" y vio
que el poder era bueno. Y puso el nombre de Grandes Jefes a los que detentaban
el poder, y con él manipulaban y dividían y llamó desgraciados a los que
buscaban la reconciliación. Y así fue el sexto día antes del fin.
El hombre
dijo: "Que haya gran división entre los pueblo, y en los pueblos, que se
pongan de un lado los que están a mi favor a mi favor y del otro las que están
contra mía". Y hubo buenos y malos. Y así fue el quinto día antes del fin.
El hombre
dijo: "Reunamos nuestras fortunas todas en un lugar y creemos instrumentos
para defenderlas: la radio, la televisión, la prensa, para controlar las mentes
de los hombres”. Y fue así, el mundo quedó dividido en dos bloques, ricos y
pobres. El hombre vio que tenía que ser así. Así fue el cuarto día antes del
fin.
El hombre
dijo: "Que haya una censura para distinguir nuestra verdad de la de los
demás que ya no será verdad. Y fue así”. El hombre lo vio y lo encontró normal.
Así fue el tercer día antes del final.
El hombre
dijo: "Fabriquemos armas que puedan destruir grandes multitudes, millares
y centenares de millones a distancia". El hombre creó los carros de
combate, los aviones de guerra, los misiles que cruzan el firmamento, y las
pistolas, y las ametralladoras… El hombre lo vio y se enorgulleció. Así fue el
segundo día antes del fin.
El hombre
dijo: "Hagamos a Dios a nuestra imagen y semejanza, que actúe como actuamos
nosotros, que piense como pensamos nosotros, que quiera lo que nosotros
queremos, que mate como nosotros matamos". Y le dijeron, "muéstrate a
nosotros y pon la tierra a nuestros pies: no te faltará nada si haces siempre
nuestra voluntad". Y creyó que así iba a ser, que así sería. El hombre vio
todo lo que había hecho y estaba muy satisfecho de ello. Así fue el día antes
del fin.
De pronto se
produjo un gran terremoto en toda la superficie de la tierra, y el hombre y
todo lo que había hecho dejaron de existir. Así acabó el hombre con el cielo y
con la tierra.
La tierra
volvió a ser un mundo vacío y sin orden, toda la superficie del océano se
cubrió de oscuridad y el espíritu de Dios aleteaba sobre las aguas.
Quien tenga oídos para oír, que oiga.
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