FRASES PARA PENSAR.

SE DARÁ TIEMPO AL TIEMPO,
QUE SUELE DAR DULCE SALIDA A MUCHAS AMARGAS DIFICULTADES.

Cervantes en el Quijote.

viernes, 31 de octubre de 2014

"Jalobuin" y el Cristo de los Faroles.


Celebrar nosotros Halloween, “jalobuin”, es como arrancar al Cristo de los Faroles de la recoleta plaza de los Capuchinos, en su Córdoba “natal” y bajarlo en fluvial procesión por el río Mississipi, en barca ¡claro!
Esta idea no es mía. Anda paseándose por face-book. Y tiene toda la razón, la suscribo plenamente. La fiesta de Halloween me parece extremadamente… fuera de lugar, rozando lo ridículo.
Pero ya está aquí, y no habrá quien se la lleve. Entró a través de la tele y el cine. Fue acogida fervorosamente por la “gente guapa” en sus urbanizaciones exclusivas y extendida por doquier cuando el personal se dio cuenta de que movía mucho dinero y era divertida. Y acampó entre nosotros para quedarse. En fin, lo de siempre.
Este fin de semana, cientos de miles de niños, de jóvenes, de adultos se vestirán de calavera, de zombi, de monstruo, de enfermo (qué mal gusto), harán la chorrada del truco o trato, cenarán a ser posible “made in USA”…Sólo faltará que se llamen Billy, Johnny, Déborah, Elisabeth. Y muchos de ellos, luego serán antiamericanos, que es lo que la progresía debe ser. ¡Faltaba más!
Pero junto a estas, a mi juicio, tonterías intrascendentes, hay otra mucho más grave porque falsea y envenena toda la situación. La de plantear el tema en clave anticlerical, cosa ésta muy nuestra también. La de hacernos creer que es la Iglesia la que no quiere celebrar Halloween. Que es la Iglesia la que monta fiestas alternativas…Esto, en realidad, no es verdad, aunque algo de cierto haya.
Porque sí, hay quien muy pío y devoto él, o muy pía y devota ella (¿no se dice así?) proponen a los niños vestirse de santos y vírgenes en vez de hacerlo de calavera, o a los jóvenes ir a misa y luego a la adoración nocturna, en lugar de irse de cenota y “festurri” esquelético-discotequera, para contrarrestar así los efectos perniciosos de una fiesta pagana.
¡La leche! Este país es la leche.
No veo contraposición entre Halloween, y Todos los Santos y el Día de Difuntos. El creyente celebrará lo que tenga que celebrar como lo que son, unas fiestas para recordar a los que ya viven para siempre. Una fiesta de vida y no de muerte. Y luego, si quiere hacer el mono, pues lo hará. Disfrazarse de Drácula o de hombre lobo y darle un susto a la vecina, puede tener su gracia, esta noche o cualquier otra.
El verdadero problema, pienso yo, es que lo que supone celebrar “jalobuin” sin más, tal como la hacen en Dakota del norte, por ejemplo, es renunciar a nuestra historia, nuestra cultura, nuestras tradiciones. No es a la Iglesia a quien dañamos haciendo estas sandeces. Es a nuestra propia identidad a la que despreciamos al aceptar tal cual algo que no es nuestro.
¿Por qué no leemos o contamos esta noche una leyenda de Bécquer por ejemplo, con las luces apagadas, junto a una vela? El ir disfrazados o no es intrascendente. Y mañana podemos celebrar cristianamente el Día de Todos los Santos. ¿Por qué no? Una cosa no quita la otra.
Y una cosa no quita la otra porque nada tienen que ver. No veo necesario proponer alternativas, competir, oponerse…Que haga el tonto “made in USA” quien quiera. Libre es. El creyente celebrará lo que su fe le lleve a celebrar. Y si luego le gusta disfrazarse, allá él con su buen gusto y su sentido común.
Aunque en mi caso, y es el mío, entre vestirme de calavera, y acompañar al Cristo de los Faroles por el río Mississipi me quedo con lo segundo. Aunque preferiría no moverlo de su preciosa placita cordobesa.

NOTA:

Si quieres otra reflexión muy parecida a ésta y unos textos muy nuestros, propios de estos días, escribe la palabra Bécquer en el buscador de este mismo blog y encontrarás la entrada que publiqué el año pasado por estas fechas.
Este año publicaré, el 1 de noviembre, otra leyenda de Bécquer y el día 2, día de difuntos, una extraña historia que me contaron hace algún tiempo.
Porque lo que sí es muy de aquí, celebraciones religiosas o “jalobuins” aparte, es contar estos días cuentos, historias, leyendas que nos acercan al misterio, a lo que escapa del todo a nuestra comprensión.
Después de todo, ¿no escapa a nuestra comprensión la vida para siempre?

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