FRASES PARA PENSAR.

SE DARÁ TIEMPO AL TIEMPO,
QUE SUELE DAR DULCE SALIDA A MUCHAS AMARGAS DIFICULTADES.

Cervantes en el Quijote.

sábado, 15 de noviembre de 2014

...y salimos de la niebla.

Me ha pasado muchas veces en la montaña. Salir en la niebla y andar hasta dejar las nubes abajo, encontrándote entonces entre picachos que se elevan hacia un cielo azul profundo.
Primero se ve claridad, luego el disco del sol entre las nubes y finalmente salimos “arriba”. Siempre he vivido este momento con un intenso gozo.
Pero una vez, en los Alpes, fue diferente. No fue poco a poco, fue de repente. Subimos de Chamonix que está a unos 1000 metros, a la Aiguille du Midi de 3842 metros, en uno de esos telecabinas enormes donde caben más de 50 personas. En el pueblo estaba nublado y lloviznaba. El trayecto tiene una estación intermedia donde no se veía nada, pues todo lo envolvía una densa niebla.
El artilugio en cuestión siguió subiendo, y hacia los 3.500 metros, en un segundo emergió de un blanco mar de nubes, y nos encontramos rodeados de altísimas montañas que se recortaban en un cielo tan azul que parecía irreal y bañados por la luz de la alta montaña. Espontáneamente estalló una exclamación de asombro en diferentes lenguas y un aplauso que nos unió a todos en la admiración de aquella belleza repentina, que no por presentida nos impactó menos cuando nos la encontramos cara a cara. Fue, de verdad, emocionante.
Y yo creo que no era sólo el soberbio espectáculo el que arrancaba las palabras de admiración de cada uno de los que estábamos allí, el aplauso espontáneo, los rostros sonrientes y asombrados, era también el ver de modo tan claro, tan rotundo, que lo cierto, lo inmutable es el cielo azul, son las montañas blancas, el horizonte infinito. Ver que la oscuridad de la niebla es, después de todo, pasajera. Era el vivir una magnífica metáfora del sentido último de la  vida.
Sí, yo al menos así lo viví. Y este es el pensamiento que quiero compartir hoy, en mi 59 cumpleaños. Que por encima de las nubes, el cielo siempre es azul. Y el sol sale y se pone cada día en crepúsculos vírgenes de miradas humanas, para abrir en la noche la tierra a las estrellas que nos lanzan a  la inmensidad del universo y más allá.
Aunque aquí abajo no veamos nada de eso, existe. Aunque nos digan que no existe, existe. Aunque no podamos verlo, aunque no queramos verlo, la verdad es que existe. Y yo intento no olvidarlo nunca, por densa que sea la niebla.
Pues nada. Que paséis un feliz día de mi cumpleaños.

Salimos en la niebla.
Arriba el sol brillaba en un cielo azul impecable.

2 comentarios:

  1. Gracias Jesús por recordarnos las maravillosas tardes de lluvia y la metáfora del "cielo azul" más allá de las montañas.
    Felicidades... y que cumplas muchos más.

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    1. Muchas gracias Conxa. Es una metáfora realmente increíble, riquísima en significados y de una inmensa belleza.

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