Dice la Real Academia definiendo el botijo: “Vasija de barro poroso, que se usa para refrescar el agua. Es de
vientre abultado, con asa en la parte superior, a uno de los lados boca
proporcionada para echar el agua, y al opuesto un pitón para beber”.
El
nombre de tan castizo artilugio viene de otro, botija, que a su vez procede del
latín butticula.
Desde
muy atrás en la historia, en todo el Mediterráneo hubo botijos, aunque con el
paso del tiempo ha acabado siendo muy español, sobre todo de la España más calentita.
Su
funcionamiento es sencillo, ya lo dice la expresión, es más simple que el
mecanismo de un botijo, sin embargo hay sesudos estudios sobre su termodinámica
que se plasma en complejas, para mí al menos, fórmulas físicas.
En
la mesa, bajo la parra, en un rincón sobre un mueble, en el carro, junto a la higuera… en
cualquier parte había un botijo. Está muy presente en los recuerdos de mi
infancia, en Llombay, en Fuente la
Higuera , en La
Cañada , en mi infancia. Y estaba el agua tan buena, tan
fresca, sin necesidad de aparato alguno. Aún hoy prefiero el agua natural, aunque esté
“calentuza”, a la fresca de nevera. Pero no cambio nada, cuando tengo sed, por
el agua fresca de un botijo. Tiene el frescor sano y limpio de la fuente del
camino, del arroyo del bosque, del manantial sin caño…
Pero
mira por donde, hace unos pocos días descubrí por casualidad que casi ninguno
de mis alumnos saben lo que es un botijo y, hablando con una amiga, también del
gremio, resultó que sus chiquillos tampoco sabían lo que era un botijo. Trabaja
en Valencia, y me dijo que pensaba que claro, como son niños urbanos…pero
¿también en el pueblo?
Dije,
también.
¡Qué
pena! Debe ser el progreso. Nueva definición: “Vasija
de barro poroso, que se usaba para refrescar el agua, hoy en día en desuso. Era
de vientre abultado, con asa en la parte superior, a uno de los lados boca
proporcionada para echar el agua, y al opuesto un pitón para beber”.
Ya
no digo papás, son demasiado jóvenes, digo abuelos, abuelas, contadles a vuestros nietos lo que era un
botijo, compradles uno (aún venden en algunos sitios), enseñadles a beber en
botijo. Eso también es educar.
Hoy,
por estas tierras, la mejor forma de beber agua sigue siendo beberla en botijo,
aunque ya casi nadie lo haga.
Y hoy (aunque no este relacionado con el botijo o quizas si) es el centenario de la publicacion de: "Platero y Yo" y hasta el doodle de google nos lo recuerda. Feliz finde.
ResponderEliminar