Esta
madrugada ha empezado la primavera. Atrás dejamos un invierno para olvidar, en
lo meteorológico y en otras cosas, ¿verdad? Pero alegrémonos, ¡ya es primavera!
Por estas tierras valencianas, al fin ha llovido algo, poco e inoportunamente,
yo diría estúpidamente. Sí, ha llovido muy estúpidamente, muy inoportunamente.
¡Qué le vamos a hacer! Pero al menos, para el monte, ha sido un alivio. Sólo un
alivio pasajero.
Sin
embargo, en los Pirineos, ¡ay en los Pirineos!, todo lo que no ha nevado este
invierno, está nevando ahora. ¡Qué impresionantes, qué espléndidos, qué
espectaculares que están!
Comparto
cuatro fotos para recibir a esta nueva estación que ojalá compense los
desaguisados de la pasada. Están hechas anteayer, en la ascensión al Leja, o
Soum de Lêche, modesta pero hermosa cima de 1846 metros, situada en el Pirineo francés, en los
confines de Navarra.
La
mañana era azul, de ese azul profundo que sólo se ve en la altitud. A medio día
se había cubierto de nuevo, y ayer ya llovía en los valles y nevaba otra vez, con
ganas, en la montaña. Eso nos facilitó el regreso, pues dejar los Pirineos
resplandecientes bajo un cielo azul es…
El bosque de Larra era un cuento de hadas. |
En la ruta a la cima, un refugio de pastores donde en verano compramos queso. |
El Leja. A la izquierda otra pequeña granja. |
De regreso, pasamos junto a un pino negro bien nevado. Al fondo, Larra. |
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