Ya
compartí este poema en el blog, pero no me resisto a compartirlo de nuevo
impulsado por "estas rachas de marzo en los desvanes, hacia la mar…"
Antonio
Machado estuvo desde noviembre del 36 a abril del 38 aquí en Valencia, en un
chaletito de Rocafort llamado Villa Amparo. Iba ya camino del exilio y le
quedaba poco tiempo de vida.
Venía
de Madrid, luego iría a Barcelona y de allí a
Collioure… Y un hombre, un andaluz enamorado de España hasta las cachas, la
deja atrás para morir muy cerca de ella, pero no en ella. En sus últimos
versos, "Este cielo sin nubes y este sol de la infancia", se encierra una
intensa, una profunda, una dolorosa nostalgia de su patria. El patio de
Sevilla, Soria y su Leonor, Baeza, ese pueblo entre andaluz y manchego, Madrid
y el ancho Guadarrama…
¡Qué
triste que en un momento del soneto diga el poeta "como eras", en vez de como eres!
Valencia en guerra no es ni sombra de lo que era. ¡Qué triste decir "feliz
quiero cantarte como eras"…!
¡Qué
triste que la historia atraque en puertos como aquel del 36, y qué triste que
hoy siga habiendo tanta gente amarrada a aquel puerto, incapaz de salir a mar
abierto, libres al fin!
Aquí
está el poema.
Estas
rachas de marzo, en los desvanes
—hacia
la mar— del tiempo; la paloma
de
pluma tornasol, los tulipanes
gigantes
del jardín, y el sol que asoma,
bola
de fuego entre dorada bruma,
a
iluminar la tierra valentina...
¡Hervor
de leche y plata, añil y espuma,
y
velas blancas en la mar latina!
Valencia
de fecundas primaveras,
de
floridas almunias y arrozales,
feliz
quiero cantarte, como eras,
domando
a un ancho río en tus canales,
al
dios marino con tus albuferas,
al
centauro de amor con tus rosales.
No hay comentarios:
Publicar un comentario