Se me
ocurrió el otro día pensar en lo que llueve cuando llueve, ¡ya ves! Y el
resultado de mi reflexión me sorprendió, y no sólo a mí, sino a las personas a
las que se lo he contado.
Estos
días grises y pochos, nos están dejando poca agua. Cinco litros, de momento.
Con este dato empiezo. Cinco miserables litros por metro cuadrado.
Y aquí
empieza la reflexión. Si un kilómetro cuadrado tiene 1.000.000 de metros
cuadrados, eso significa que por cada kilómetro cuadrado han caído cinco
millones de litros de agua. Y si el término municipal de Ribarroja tiene algo
más de 63 kilómetros cuadrados, llegaremos a la conclusión de que en estos
últimos días han caído sobre nosotros 315.000.000 de litros de agua. Y ha
llovido muy poco.
Creo
que los cálculos están bien hechos, aunque lo mío no han sido nunca las
matemáticas. Si no es así, lo siento; hasta me dará risa, y prometeré, en ese
caso, no hablar nunca más de números en el blog.
Pero
si está bien, cosa que creo, eso me ha llevado a otra reflexión. ¡Qué fácil es
engañarnos a las personas! Un mismo dato, según como lo digas, suena totalmente
diferente, y provoca consecuencias del todo distintas en quien lo conoce.
Decir,
han caído en el término municipal 5 litros por metro cuadrado en dos días; ¡bah,
miseria! O decir, han caído 315.000.000 de litros de agua en dos días; ¡qué
barbaridad!
Pues
eso.
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