FRASES PARA PENSAR.

SE DARÁ TIEMPO AL TIEMPO,
QUE SUELE DAR DULCE SALIDA A MUCHAS AMARGAS DIFICULTADES.

Cervantes en el Quijote.

viernes, 9 de abril de 2021

Un tarde gris y lluviosa.

 

Atardecer desde el Pic du Clot de la Hount, de 3289 metros, por encima de las nubes.

Reanudo la actividad en el blog, tras cinco días de “vacaciones”, narrando la breve visita a un supermercado para hacer algunas pequeñas compras.

Serían las cinco tarde, de una tarde gris y un punto fría, en la que el sirimiri, que nos acompaña desde la noche pasada, vacía las calles, ya de por sí vacías, a la vez que les da ese brillo que otorga el agua y que lo hace todo más limpio mientras está ella.

En la tienda, muy poco concurrida, me encuentro con una amiga a la que hace muchísimo tiempo que no veo. Ni beso, ni abrazo, ni siquiera vernos la cara entera, espejo del alma. Pero solo en los ojos reconocemos ambos las ganas inmensas de poder volver a hacer todo esto alguna vez. Y la conversación discurre triste, llena de nostalgia, con un fondo de esperanza al borde mismo de la desesperanza; con un inmenso cansancio de la vida, de esta vida que arrastramos ya hace más de un año.

Al pagar, la cajera y yo nos conocemos, me dice sonriente, ¡hola Jesús! Sonrisa que le devuelvo; sonrisas cruzadas, presentidas en los ojos. ¿Cómo va eso? Pues bien, no nos podemos quejar, digo. Y entonces dice algo rotundo, tan cierto como terrible. Al menos sonreímos, ¿verdad?, hay mucha gente que llora.

Salgo a la calle, a la tarde gris, a la calle casi vacía, y camino bajo la fina llovizna, y pienso que me encantaría recibir su fresca caricia en mi cara descubierta…

Todo parece estar sumergido en un baño de tristeza que ya dura demasiado tiempo. Y la tristeza, prolongada en el tiempo es mala, disuelve lenta pero implacablemente la vida porque va matando la esperanza, y la vida sin esperanza ya no es vida. Y ese abismo me da miedo.

Y es entonces, asomado a ese abismo, cuando recuerdo algo que todo montañero sabe por experiencia. Por encima de las nubes el cielo es azul, y lo cierto es el cielo azul, las nubes vienen y van. Y ese pensamiento, fruto de jornadas inolvidables pasadas en la montaña, se convierte en un faro en la noche.

Y hasta pienso que esta tarde gris de primavera tiene su belleza, y la promesa de días radiantes en los que la vida, como cada año, hará de la naturaleza una fiesta.


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