Decía
en una anterior entrada que hoy hablaríamos de las lluvias por estas tierras.
El motivo es muy claro. Hoy se cumplen 365 días, un año, con tan solo 219
litros por metro cuadrado. Además, si vemos lo caído el año pasado, 308 y lo
que de momento llevamos este, 215, la conclusión es desoladora.
La
media de precipitaciones en lo que llevamos de siglo, y en la terraza de mi
casa, para ser exactos, es de 499,9 litros por metro cuadrado; digamos que 500.
Pues bien, el año 2023 quedó 192 por bajo de esta media; este, de momento, 285
también por debajo, y como ya he dicho a lo largo de estos 365 días han caído 285
litros menos de los que debería haber caído para alcanzar la media.
Un
desastre. Lo miremos por donde lo miremos, un desastre. Una sequía larga y dura
pero muy poco mediática, pues si hablas por ahí de esto casi nadie asocia
sequía con Valencia; sí con otra comunidad autónoma. La deformación de la
realidad por parte de los medios de comunicación funciona a las mil maravillas.
Pero esto es harina de otro costal.
El
hecho es que es necesario y urgente que llueva, y mucho, pues el respiro que
las tormentas de verano han dado a los montes y campos es del todo insuficiente.
Necesitamos un otoño de verdad, como los de antes, con unos cuantos temporales
de levante. Y frío, para que nieve en las montañas.
De
momento dicen que igual llueve algo esta noche, y que es posible que se geste
un temporal de esos que nos entran por el este. De los buenos. ¡Ojalá! Ha de
llover, y cualquier otra consideración es secundaria.
219 litros en 365 días. Un año.
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