Nació
el blog el 14 de octubre de 2012. Hoy, cuando falta algo menos de un mes para
que cumpla doce años publico la entrada 3000, que es esta. Y el motivo que me
impulsó a hacerlo fue la necesidad de desahogarme tras un verano catastrófico
para nuestros montes. Ardieron miles y miles de hectáreas y perdí para siempre
entrañables y bellísimos parajes que no olvidaré nunca. Y a la vez la necesidad
también de hacer visible, en la medida de lo posible, el desastre, pues
entonces, igual que ahora, poco le importa al gran público lo que pasa o deja
de pasar en el monte.
Y esa
función de desahogo personal y denuncia creo que la ha cumplido sobradamente, y
sigue cumpliéndola.
También
lo pensé como una forma de compartir preocupaciones, pensamientos,
experiencias, textos, recuerdos, ideas, incluso mi fe, con la intención de que
a alguien le sirva para algo, como a mí me sirven los de otras personas cuando
comparten conmigo. Esta función cobró especial relevancia con la jubilación
que, teniendo mucho de bueno, tiene la parte triste de la desaparición brusca
de la vida social inherente a la profesional, y más en una profesión como fue
la mía. El blog ha mitigado ese vacío de un modo muy satisfactorio.
Por
otra parte, el escribir obliga a organizar y depurar las ideas, las
experiencias, las vivencias. Y eso es bueno y necesario. Una cosa es hablar,
otra escribir. Una burrada es fácil decirla, y más en caliente. Es más difícil
escribirla. Ese filtro que supone escribir y publicar me ha ayudado mucho a
encontrar cierta coherencia en un mundo pavorosamente incoherente.
De vez
en cuando alguien me dice que por qué no escribo un libro. Respondo que ya lo
he hecho. Si junto todas las entradas sobre montaña, el libro tendría 289
capítulos, sobre reflexiones políticas 392, sobre reflexiones sobre educación
171, sobre mi fe 422, o sobre mi vida 424, por poner algunos ejemplos. Sí, creo
que el blog es el libro que sigo escribiendo.
También
me ha servido para encontrarme con gente que había perdido en los caminos de la
vida y por casualidad me encontraron en internet y reanudamos la relación. Esto
ha sido también muy bonito.
No
puedo acabar esta entrada 3000 sin agradecer a tantas y tantas personas el
apoyo que me han brindado a lo largo de estos doce años. En las redes sociales
o cara a cara, el decirme que están ahí, al otro lado de la pantalla, siempre lo
he agradecido, me ha reconfortado y me ha animado a seguir escribiendo.
Y de
un modo especial a Isabel que me anima y acompaña, y que revisa sabia y
concienzudamente, antes de su publicación, las entradas que considero más delicadas,
por decirlo de algún modo.
Y
ahora a seguir escribiendo, por si a alguien le sirve. A mí desde luego que sí.
Muchas
gracias.
219 litros en 370 días.
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