Esta semana, está en boca de todos, ha sucedido en
Ribarroja algo que nunca debía haber sucedido, ni en Ribarroja ni en ninguna
parte. Y si dolorosos han sido los hechos, no menos doloroso ha sido ver
ciertas reacciones a estos hechos.
En primer lugar, la prensa ha tratado, una vez más,
el tema de un modo vergonzoso. No hacía falta poner fotos de nadie ni de nada;
no hacía falta contarnos “la película entera “ con un relato plagado de inexactitudes
cuando no de falsedades; no hacía falta llegar a conclusiones al margen de la
investigación que la autoridad competente ha puesto en marcha. Se da la noticia
breve, objetiva, cierta y punto. Dejad actuar a la justicia, proteged a los
niños. Pero no. Directos a la herida, aireándola bien, buscando el morbo. No sé
si eso será legal, pero desde luego no es ético. Y me da rabia y vergüenza.
En segundo lugar, los graciosos, ocurrentes y
simpáticos de turno, haciendo gala de su infame ingenio ya han llenado la red y
lo que no es la red, de comentarios jocosos, de “gracietas” estúpidas…como ellos,
a propósito de lo acontecido.
Ni a unos ni a otros les importa que haya gente
sufriendo, que haya tres niños sufriendo que no tienen ninguna, ¡por Dios
bendito! ninguna culpa de nada. Y que tienen que seguir viviendo, y saliendo a
la calle y yendo al “cole”… y que tienen derecho a ser felices.
No sé muy bien hacia dónde nos dirigimos, hacia dónde
se dirige esta sociedad nuestra. Esa insensibilidad ante el dolor, ese
desprecio a los más débiles contrastan demasiado con la tan cacareada
solidaridad, hoy en día en boca de todos. Ahora quiero ver yo la solidaridad de la
prensa con esos tres niños, dando la noticia con respeto y honestidad. Ahora
quiero ver yo la solidaridad de tanta “gente solidaria” con las focas de
Madagascar y que se descojonan cuando les llega la ”gracieta” por el móvil o
peor aún, cuando se la inventan ellos mismos.
De verdad que no sé hacia dónde vamos. Si ante el
dolor y el sufrimiento atroz de una familia rota no somos capaces de mostrar
humanidad, ¿en qué nos estamos convirtiendo?
Un respetuoso silencio y, quien crea, una oración.
Ningún juicio; no es nuestro papel. Y punto. A Dios gracias, también hay gente
que está haciendo esto. Todo lo demás está de sobra. No es más que añadir dolor
al dolor.
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