Me resulta a la vez curioso e irritante el ver a
muchos personajes públicos deshaciéndose en alabanzas hacia Nelson Mandela. Y me
sorprende porque alaban en él justo lo contrario de lo que hacen ellos. Es de
un cinismo sorprendente, y es el cinismo una de las actitudes que siempre me
han resultado más repulsivas, de más difícil digestión.
Nelson Mandela ha sido un gran político, cierto, y
detrás de un gran político siempre hay un gran hombre. Un hombre que ha entrado
en la historia por la puerta grande, porque ha sido capaz de elevarse por encima
de la miseria de lo mío y lo vuestro para entrar en la grandeza de lo
nuestro.
Madiba nos demostró que el perdón, que según sus
palabras libera el alma y elimina el
miedo, tiene sitio en la política. Pero el perdón de verdad, el perdón que
convierte al contrario en aliado, el perdón que descarta cualquier posible
revancha, el perdón que olvida no a la víctima, sino al verdugo a quién le
tiende la mano y convierte en compañero. El perdón que abre las puertas al futuro.
Hace 74 años que acabó la Guerra Civil. Hoy, demasiados
políticos, intelectuales, artistas, tertulianos, periodistas, demasiados
ciudadanos de a pie, siguen hurgando y hurgando en aquella terrible y vieja
herida para, como se dice vulgarmente, “barrer para casa”. ¡Ojo! para mi casa, no
nuestra casa. Y lo hacen sin disimulo alguno en un alarde de demagogia y
manipulación espantosos. Derechas e izquierdas, rojos y fachas, franquistas y
republicanos, buenos y malos…¡Ya está bien hombre, ya está bien! Esos conceptos
están actualmente vacíos. No significan nada. No responden a la realidad
actual. Sólo sirven para manipular, para dividir, para enfrentar, para “llegar
a la Moncloa ”
o para amarrarse a ella si ya se ha llegado.
Mirad lo que hizo Madiba. Tomad nota. Intentadlo
vosotros. Intentémoslo todos. Y si seguimos pensando que los míos son los
buenos y ellos los malos, que los otros lo hacen siempre todo mal, que después
de 74 años no puedo perdonar, que hay que recordar sólo a “mis muertos”, que es
imposible en este país un nosotros, si pensamos así, al menos por coherencia,
por vergüenza, dejemos en paz a Nelson Mandela.
El perdón libera el
alma, elimina el miedo. Por eso es una herramienta tan poderosa.
Nelson Mandela
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