Cuando estas pasadas Navidades visité la casa natal
de Cervantes en Alcalá de Henares, y contemplé bajo una bendita lluvia a Don
Quijote y Sancho sentados en un banco a la puerta de donde nació su creador, me
sentí bien. Fue uno de esos momentos en que se evidencia que la literatura es
algo más que papel. Se hace vida.
Siempre me ha gustado, más aún, fascinado la figura
de Don quijote. He leído el libro, estudios sobre él, he releído capítulos, he
visto películas, he hecho varias veces a lomos de “Roberta”, mi moto, la ruta
de Don Quijote, recorriendo pueblos y caminos, durmiendo al raso, al abrigo de
molinos de viento, o bajo una encina o en un pinar, leyendo “in situ” capítulos
como el de la cueva de Montesinos, y acelerando la moto, “he cargado” contra
los molinos de Consuegra, en un atardecer inolvidable, gritando “non fullades
cobardes et viles criaturas, que un solo caballero es quien os acomete”. Luego
frené a tiempo, claro.
Y aunque me sé indigno de ello, me he sentido algunas
veces a lo largo de mi vida, identificado con el caballero de La Mancha ; indigno porque la
figura de Don Quijote me parece inmensa, de una tremenda grandeza, de una gran
profundidad, por eso me sé y me siento indigno de tal identificación,
profundamente indigno.
Recordando hoy, agobiado por el horror de este
invierno insoportable, aquella bonita tarde en Alcalá lluviosa y sin viento, un
punto fría, he escrito esta entrada en la que os invito a leer el precioso y
conmovedor momento en que el buen Sancho, cae rendido ante la grandeza de su
señor, que ya no es Don Quijote, sino un hombre, Alonso Quijano, que a las
puertas de la muerte le pide perdón, para responderle “no se muera vuestra
merced, señor mío…”, e invitarle, llorando, a salir al campo a buscar a
Dulcinea.
Derrota fugaz del caballero en la playa de Barcino,
victoria del hombre bueno, grande y loco; loco precisamente por esa bondad, por
esa grandeza, que supera y trasciende cualquier derrota.
Y, volviéndose a Sancho, le dijo:
-Perdóname, amigo, de la ocasión que te
he dado de parecer loco como yo, haciéndote caer en el error en que yo he
caído, de que hubo y hay caballeros andantes en el mundo.
-¡Ay! -respondió Sancho, llorando-: no
se muera vuestra merced, señor mío, sino tome mi consejo y viva muchos años,
porque la mayor locura que puede hacer un hombre en esta vida es dejarse morir,
sin más ni más, sin que nadie le mate, ni otras manos le acaben que las de la
melancolía. Mire no sea perezoso, sino levántese desa cama, y vámonos al campo
vestidos de pastores, como tenemos concertado: quizá tras de alguna mata
hallaremos a la señora doña Dulcinea desencantada, que no haya más que ver. Si
es que se muere de pesar de verse vencido, écheme a mí la culpa, diciendo que
por haber yo cinchado mal a Rocinante le derribaron; cuanto más, que vuestra
merced habrá visto en sus libros de caballerías ser cosa ordinaria derribarse
unos caballeros a otros, y el que es vencido hoy ser vencedor mañana.
Miguel de Cervantes
Y también os propongo que escuchéis la canción de Serrat Vencidos. A continuación tenéis la letra que es del poeta (que no poeto) León Felipe.
.
Por la manchega llanura
se vuelve a ver la figura
de Don Quijote pasar.
Y ahora ociosa y abollada va en el rucio la armadura,
y va ocioso el caballero, sin peto y sin espaldar,
va cargado de amargura,
que allá encontró sepultura
su amoroso batallar.
Va cargado de amargura,
que allá «quedó su ventura»
en la playa de Barcino, frente al mar.
Por la manchega llanura
se vuelve a ver la figura
de Don Quijote pasar.
Va cargado de amargura,
va, vencido, el caballero de retorno a su lugar.
¡Cuántas veces, Don Quijote, por esa misma llanura,
en horas de desaliento así te miro pasar!
¡Y cuántas veces te grito: Hazme un sitio en tu
montura
y llévame a tu lugar;
hazme un sitio en tu montura,
caballero derrotado, hazme un sitio en tu montura
que yo también voy cargado
de amargura
y no puedo batallar!
Ponme a la grupa contigo,
caballero del honor,
ponme a la grupa contigo,
y llévame a ser contigo
pastor.
Por la manchega llanura
se vuelve a ver la figura
de Don Quijote pasar...
No hay comentarios:
Publicar un comentario