FRASES PARA PENSAR.

SE DARÁ TIEMPO AL TIEMPO,
QUE SUELE DAR DULCE SALIDA A MUCHAS AMARGAS DIFICULTADES.

Cervantes en el Quijote.

martes, 25 de febrero de 2014

¿Y si los encerramos en el Congreso?


Me gustaría decirles a nuestros más altos políticos, hoy que están reunidos para analizar el estado de la nación, muchas cosas. Una de ellas es ésta.
En treinta y cinco años de democracia han puesto ustedes en marcha siete reformas educativas. Salimos a una cada cinco años. Una cada cinco años, y ya anuncia la oposición la octava en un ejercicio de irresponsabilidad monstruoso, puesto que a ese juego absurdo también se apuntarán “los otros” cuando tras una eventual salida del gobierno, vuelvan a él.
Y así estamos. Y así estaremos porque no veo luz al final del túnel, luego sigue habiendo túnel. Un túnel muy largo, demasiado largo para que una sociedad, un país pueda soportarlo sin resentirse hasta en lo más hondo.
Hace tiempo que cuando ustedes, los políticos, hablan de educación por la radio o la tele, cambio de canal. Y también lo hago cuando quienes hablan son miembros de su corte de pedagogos, psicólogos, intelectuales, a veces artistas, necios adalides de lo políticamente correcto, irritantes estómagos agradecidos. Por mi salud. Porque si les oigo se me retuerce el hígado, y sólo tengo uno.
¿No les puede caber en la cabeza que éste no es el camino?¿No ven los resultados?¿No ven que por encima de ustedes, de su partido, de su ideología está el país?¿Tan convencidos están de poseer la razón absoluta?¡Qué miedo!¡Qué miedo da eso!
Todos ustedes dicen que quieren negociar, que el que no quiere es el otro. Como los niños en el patio del “cole”: has sido tú, no “seño”, ha sido él…
Hace muchos siglos, alguien tuvo la feliz idea de encerrar a los cardenales y no dejarles salir hasta que eligieran Papa. Así nació eso de los cónclaves a puerta cerrada y sin intervención exterior. Y hubo Papa. La cristiandad no podía estar sin Papa.
España no puede estar más tiempo sin un sistema educativo mayoritariamente aceptado y estable, al margen del juego político, autonomías incluidas. El daño que están  haciendo a nuestros niños y jóvenes es inmenso, de consecuencias incalculables. ¿Qué no lo ven?
Por eso estaría muy bien que un nutrido grupo de profesores, padres y alumnos de todos los colores e ideologías, pusiera un buen día sitio a la bonita y conocida sala donde están ustedes sesudamente reunidos, tal día como hoy, por ejemplo, podría haber sido, y no dejaran salir ni entrar a nadie hasta que consensuaran una ley de educación y se comprometieran a dejarla quieta, por lo menos, 25 años, por decir algo.
Por supuesto les llevaríamos bocadillos de mortadela y de jamón, agua, zumos y pastelitos de boniato. Nada de alcohol, para que no se les nuble la mente. Les exigiríamos escucharse con respeto unos a otros, les permitiríamos ir al aseo por turnos, como en el “cole” e ir a ducharse una vez al día. 
Y cuando tuviéramos “fumata blanca” les abriríamos las puertas y saldrían entre vítores y aclamaciones, les haríamos la ola, el pasillo, les tiraríamos flores y hasta les pediríamos autógrafos.
Y si pasaran días, semanas e incluso meses y no fueran capaces de ponerse de acuerdo, que es lo que están haciendo, nos habrían demostrado que no son dignos de representarnos ni capaces de gobernar...
Pero supongo que el orden establecido y el estado de derecho no permitirían semejante insurrección popular. Llamarían a la policía, y al ejército si hace falta, para desalojar de indeseables los sagrados lugares de la patria donde reside la voluntad soberana del pueblo.
Con todos mis respetos, ¡imbéciles! La voluntad del pueblo, del no manipulado, es que se pongan ustedes de acuerdo de una puñetera vez y dejen la educación en paz, la educación y otros asuntos que no vienen ahora a cuento… Oposición no quiere decir hacer la contra sistemáticamente al gobierno y gobierno no implica avasallar con transitorias mayorías absolutas. ¿Es que aún no se han dado cuenta que eso no es la democracia? Lo que en treinta y cinco años han hecho con la educación es la más vergonzosa y patética adulteración de la democracia que pueda imaginarse. El ataque más silencioso y devastador a una sociedad que pueda concebirse. Y con consecuencias que ya estamos sufriendo.
Siete reformas en treinta y cinco años y la octava anunciada…pero ¡que vergüenza! 

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