Contemplando desde el Pico de La Arista las Agujas de Ansabere podría estar 1000 años. |
Hace ya mucho tiempo acuñé el término “mal de bajura”
en contraposición con el mal de altura, término éste muy común en el ambiente
montañero.
Yo, el mal de altura no lo he sentido nunca, aunque
no he pasado de los 4810
metros del Mont Blanc; no sé si más arriba…
Pero sí he sentido y siento con mucha frecuencia lo
que llamo el “mal de bajura”. Es una desagradable sensación mezcla de ansiedad,
agobio, debilidad muscular, disminución del apetito, falta de tono vital,
incluso dolores de cabeza y de cuello frecuentes…¡Vamos! Sensación de estar
hecho una piltrafilla.
Me voy a las montañas y vuelvo nuevo; en un tiempo récord me recompongo, todas las
sensaciones desagradables se volatilizan, y se me nota hasta en la cara, según
me dicen. Y ahora resulta que eso que me pasa está siendo estudiado por la
medicina y le han puesto de nombre Trastorno por déficit de naturaleza. Resulta
que va a ser verdad que el alejamiento del medio natural nos pone enfermos.
Yo, desde pequeño, recuerdo que siempre que podía me
iba al monte; mis padres me lo facilitaron y además, como ya me gustaba leer, leía aventuras de Emilio Salgari o Julio Verne que casi siempre se desarrollaban en la naturaleza. Pronto los Pirineos me
engancharon y me llenaron, y ya no me separé de ellos.
Por esto creo que al recibir toda la vida "altas
dosis de naturaleza", estoy como “enganchado a ella” de tal manera que su ausencia
me provoca una especie de síndrome de abstinencia que debe ser lo que han venido a
llamar Trastorno por déficit de naturaleza.
Claro que quien más intensamente la vive, más sufre
estos síntomas. Quien menos, los tiene más atenuados o difusos.
¡Es curioso! Ahora, mientras escribo estas líneas, truena,
han caído unas gotas (pocas) y huele algo a tierra mojada; y así, los sinsabores
de un día extraordinariamente desagradable casi hasta el final, se disuelven
en esa otra forma de ver la vida que redescubro cada vez que me acerco a la naturaleza o que ella, como esta tarde, se acerca a mí.
Nota: Si este nuevo concepto te interesa, tecléalo en
google. Hay información interesante.
A mi me pasa que me voy de tierra fría a la costa y me siento mal , me da desespero dolor de cabeza , mi estómago no funciona bien
ResponderEliminarEsto sigue durante 2 años y me acostumbre pero recientemente volví a vivir en la costa y es horrible para mi el dolor de cabeza y el malestar general
Me pasa que cuando dejo mi tierra fría me siento mal
ResponderEliminarHace unos años viví en la costa y para acostumbrarme me tocó como 8 meses
Deje la costa y reciente mente regrese a vivir acá, el dolor de cabeza la fatiga , la falta de apetito y el estar desganado es algo molesto , busque esta afección y lo más cercano es tu publicación, puede ser que lo que te afecte sea el cambio de clima como a mi , me pasa la afección en tierra fría , sea cual sea y en tierras calientes me da y es peor de acuerdo al calor
Aunque las personas tenemos mayor capacidad de adaptación que las plantas, nos pasa un poco como a ellas. Si no están en "su tierra" por mucho que las cuides y las mimes no prosperan. Sin embargo, si encuentran "su tierra" en una grieta del asfalto de una carretera, allí crecerán.
ResponderEliminarMe acaba de pasar algo súper extraño yo vivo al nivel del mar y fui de vacaciones a una ciudad 2600 MT no tuve mal de altura, pasé un mes y anoche cuando regresé que me bajé del carro sentía una especie de vértigo como si estuviera levitando, mi casa a mi parecer se veía muy amplia y el piso profundo, lo relaciono a un asunto de presión y regulación del oído y que posiblemente me haya causado está sensación, sin embargo, los malestares que han sentido es propio de la costa hay épocas en las que la humedad es muy alta y con el calor sentimos como si respiráramos vapor de agua, es sofocante e incapacitante, sientes que rindes menos porque te deshidratas, obviamente si es muy cálido como aquí en cartagena (col)
ResponderEliminarLas personas somos naturaleza también, y nos afecta mucho más de lo que imaginamos. La temperatura, la presión, la humedad, la luz, el viento... Todo nos afecta. a mí me gusta que sea así.
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