FRASES PARA PENSAR.

SE DARÁ TIEMPO AL TIEMPO,
QUE SUELE DAR DULCE SALIDA A MUCHAS AMARGAS DIFICULTADES.

Cervantes en el Quijote.

domingo, 4 de mayo de 2014

Y con la vida puede habernos dado el amor y la libertad. O no.

Mi primer casco de escalada, aún lo conservo, en la cima del Monte Perdido.
Más allá del aspecto comercial y a veces ñoño y “pastelón” del Día de la Madre, puede haber, para quien quiera acercarse, otra dimensión más honda que dé verdadero sentido a un día como éste.
Nuestra madre, es un hecho biológico, nos ha parido. Bien, muy bien. Podemos decir que nos ha dado la vida. Y con la vida puede habernos dado el amor y la libertad. O no, porque eso es mucho más difícil que parir.
Sí, darle al niño amor y libertad es extraordinariamente difícil. Es difícil porque el amor, frecuentemente, se ve infectado por la dependencia emocional, el miedo, que conducen a la posesión del ser amado, ahogando así la libertad y descomponiendo el amor que acaba convirtiéndose en triste y burda caricatura de lo que debería haber sido.
El verdadero amor se reconoce porque da libertad al ser amado, le deja ser él mismo, lo impulsa al mundo, aunque luego la mamá no se duerma hasta que el hijo llegue... Y además nunca se lo dirá.
Pues bien, en este primer domingo de mayo, quiero acordarme de aquel mes de septiembre de hace ya muchos años, en el que mis padres vinieron, sonrientes, a despedirme a la Estación del Norte. Recién cumplida mi mayoría de edad, me fui solo, en tienda, sin móvil (no había móviles entonces) nueve días a los Pirineos. Sólo sabían que estaba por la zona del Monte Perdido, y el día en el que, al regreso, les llamaría desde Torla.
En aquel viaje que fue para mí un viaje iniciático al mundo de las montañas, tuve tiempo de darme cuenta de la grandeza de aquel gesto, lo que despertó en mí una gratitud que con el paso de los años ha ido aumentando. Respetaron mi libertad, y por ese amor que te hace libre, que te da alas, que te abre al mundo, vinieron a despedirme sonrientes. Sólo me dijeron ¡cuídate, por favor!
Ahora pienso lo mal que lo pasarían. Ellos conocían los riesgos; imagino cómo esperarían el día de la llamada, con cuántos pensamientos negros tendrían que lidiar cada noche, a la espera del sueño.
Eso es dar junto a la vida, el amor y la libertad. Y eso es lo que siempre he agradecido a mis padres y hoy, de un modo particular, a mi madre.
 Gracias mamá por la vida, el amor y la libertad.

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