Evocando esos rincones secretos de los bosques en
otoño, desde la desolación de una tarde seca, azotada por el poniente, de una
primavera sin flores, sin verde, sin agua…
Encontrar en lo escondido de un bosque otoñal ese
rincón suave, acogedor, que parece situarnos en otro tiempo, en otro mundo, es
siempre una profunda experiencia.
Allí, en el silencio vivo, en el juego asombroso de
la luz entre las hojas, en el intenso aroma vegetal, reencontramos el ritmo
exacto de la vida, descubriendo así cuan lejos estamos de él.
El lugar siempre invita al suave reposo…,como si
quisiese facilitarnos no sé qué ideal sincronización, que tan solo llegamos a
atisbar, a captar, como una visión fugaz de lo que podría ser y no es, tan
fugaz y tan inaprehensible como la dulce nostalgia que nos envuelve.
Efectivamente hemos perdido desde hace tiempo el ritmo de la vida muy buena entrada, pero tenemos que estar tranquilos ya nos han puesto un marcapasos llamado MOBIL DE ÚLTIMA GENERACIÓN y los jóvenes están tomando buena cuenta de ello...... Tu lo sabes bien
ResponderEliminar¿Verdad que sí? Yo cada día tengo esta sensación con más claridad.
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