FRASES PARA PENSAR.

SE DARÁ TIEMPO AL TIEMPO,
QUE SUELE DAR DULCE SALIDA A MUCHAS AMARGAS DIFICULTADES.

Cervantes en el Quijote.

domingo, 24 de septiembre de 2017

Carta abierta al señor Puigdemont.


Señor Puigdemont:
He de reconocer que me ha costado entender cómo está haciendo lo que está haciendo, pero creo que al fin lo entiendo. He caído en la cuenta estos últimos días. La suya es una estrategia tan inteligente como alejada de cualquier principio ético. Maquiavélica, sí señor. Pero le está funcionando, ¡vaya si le está funcionando!
Lo cierto es que ha tenido como aliados a los dos grandes partidos y a otros no tan grandes, cuya incapacidad de ponerse de acuerdo a tiempo para dar una solución política a la autodeterminación de Cataluña se lo ha puesto en bandeja. Porque a usted, una eventual reforma de la Constitución, que hubiera permitido un referéndum de autodeterminación legal a su debido tiempo, no le hubiera hecho ninguna gracia, simplemente, y usted lo sabe, porque desde la ley, la calma y la serenidad, había muchas probabilidades de que ganara el no a la independencia. No tiene más que mirar su parlamento y el sentir de los ciudadanos, de todos los ciudadanos, también de los que tienen silenciados.
A partir de ahí ya ha sido todo fácil, ¿verdad? Sólo se trataba de romper la baraja, saltarse las reglas del juego y exigir al gobierno lo que no se le puede exigir a ningún gobierno de un país democrático; que rompa la Constitución que tiene el deber de preservar, porque es lo que lo legitima como gobierno y nos hace ser un estado de derecho. Y usted lo sabe muy bien como político, está pidiendo lo imposible.
Y pidiendo lo imposible y diciendo a sus seguidores que sí es posible en un delirante juego demagógico, ha ido creando un ambiente de crispación que es lo que buscaba. Y le está saliendo bien. Cuanto más tensa la cuerda, más presión tiene que ejercer el gobierno de la nación, porque es su ineludible obligación. Y eso es lo que usted quiere. Que vayan “fuerzas de ocupación extranjeras”, cuantas más mejor, para decir a sus ciudadanos que España nos oprime, que no nos deja expresar nuestra voluntad, que no nos deja ser libres… Y como durante tantos años han estado manipulando la historia y trabajando a fondo el nacionalismo excluyente, a mucha gente le resulta muy creíble este falso planteamiento.
Y más le digo, y me da miedo y pena decirlo. Manteniendo el desafío hasta el límite y llevando la tensión a la calle, como hace ya tiempo la está llevando, me parece que sigue buscando algo que aún no tiene, un mártir. Sí señor Puigdemont, un muerto creo que le vendría como anillo al dedo. Eso sí, de los suyos; un policía o un guardia civil no le sirve. Así podría decir: España asesina, España opresora, España fascista… Y justificar ante el mundo entero la necesaria liberación de su pueblo.
Esta es la estrategia que creo que usted está siguiendo hasta ahora, pero ¿con qué objetivo? Con el objetivo de actuar unilateralmente, o negociar si no tiene más remedio, desde una posición de fuerza. La fuerza que le dará aparecer como víctima ante el mundo y tener, ahora sí, una mayoría por la independencia.
Mire usted, yo creo en el derecho de autodeterminación de los pueblos, en el de Cataluña también. No pasaría nada que nuestra constitución contemplara ese derecho como lo contemplan otras constituciones. Pero creo también en la democracia y en la absoluta necesidad de respetar las leyes que hayan sido democráticamente establecidas, como es la Constitución española. Y eso es lo primero.
Porque preservar la ley es preservar al hombre, a su dignidad, a su libertad y a su vida. Y eso es sagrado, y la primera obligación de todo político. Es el hombre lo único sagrado, no la patria, ninguna patria, la catalana tampoco, por mucho que se le haga a la gente el nudo en la garganta con el himno, la bandera, las palabras acaloradas y altisonantes y toda la demás parafernalia típicamente nacionalista.
Sepa señor Puigdemont que con su juego está escribiendo una nueva página negra en la historia de España. Que destruye la convivencia y la paz social en un proceso involutivo que me pone los pelos de punta. Que su estrategia, que no su objetivo que es legítimo, aunque no lo comparta, rompe todo principio ético; ya se lo he dicho al principio. Que pase lo que pase en el futuro, usted y los suyos han perdido toda autoridad moral para hablar de democracia, derecho, libertad, justicia…, y que la república que pretende crear, por el modo de hacerlo, se asienta sobre lo más negro de la historia de la humanidad. 

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