Muy
querido amigo Diego:
Lamentamos
mucho la catástrofe ocurrida en Méjico. Las imágenes que nos llegan son
terribles. Además, como puedes imaginar, todos pensamos enseguida en ti, pues
sabíamos, gracias a las bonitas palabras que le dedicaste a Juan en la misa de
su despedida, que andabas por allí.
Le
pedimos a Dios que te proteja, que se te muestre próximo, que te de fuerza para que tu presencia en aquella tierra ayude y reconforte a mucha gente.
Te seguimos
teniendo presente en nuestra vida. Rezaremos por ti y por la gente de Méjico,
tengo allí familia, que están pasando tan duros momentos.
Un
abrazo muy fuerte de Isabel, Jesús y mucha gente que te recuerda y te quiere.
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